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La gente cortesana suele ser dura con sus inferiores, porque instintivamente ejerce represalias de las humillaciones perpetuas a que se ve sometida en los palacios.
Todas las cosas llegan, le hacen a uno daño y se van.
Los cantos y los vuelos invaden la extensión, y están de fiesta cielos y tierra... y corazón
Siempre son dignos de recibo los bienes en los que creemos firmemente.
No os fiéis de quienes dicen que no creen en nada; o son unos pobres de espíritu, o seres incapaces de una sola noble acción
Veo al final de mi rudo camino, que yo fui el arquitecto de mi propio destino
Resuenan voces puras que cantan en tropel: Hosanna en las alturas al Justo de Israel! ¡Pastores, en bandada venid, venid, a ver la anunciada Flor de David!
El día es de los hombres; mas la noche, de los dioses, decían los antiguos
Siempre que haya un vacío en tu vida, llénalo de amor.
Con la mitad de un periódico hice un buque de papel y en la fuente de mi casa va navegando muy bien. Mi hermana con su abanico sopla que sopla sobre él. ¡Muy buen viaje, muy buen viaje, buquecito d...
Desciende al nivel de tu interlocutor, para no humillarle o desorientarle
Esperanza, nodriza de los tristes
Tuve miedo de amar con locura, de abrir mis heridas, que suelen sangrar, ¡y no obstante toda mi sed de ternura, cerrando los ojos, la dejé pasar!
El proverbio persa dijo: no hieras a una mujer ni con el pétalo de una rosa; más yo te digo: no la hieras ni con el pensamiento.
El hombre, desde que nace hasta que muere, es una máquina de romper juguetes
La luz del cielo baja, el Cristo nació ya, y en un nido de paja cual pajarillo está. El niño está friolento. ¡Oh noble buey, arropa con tu aliento al Niño Rey!
La conciencia del ridículo suele ser más molesta que la conciencia del pecado
La libertad suele ir vestida de harapos; pero aun así, es muy bella, más bella que todas las libreas de oro y plata
La cortesía es el más exquisito perfume de la vida, y tiene tal nobleza y generosidad que todos la podemos dar, aún aquellos que nada poseen en el mundo.
Dios mío, yo te ofrezco mi dolor: ¡Es todo lo que puedo ofrecerte! Tú me diste un amor, un solo amor, ¡un gran amor!Me lo robó la muerte...y no me queda más que mi dolor. Acéptalo, Señor; ¡Es...
Vale más errar creyendo, que errar dudando
Te odio con el odio de la ilusión marchita
¿Versos autobiográficos ? Ahí están mis canciones, allí están mis poemas: yo, como las naciones venturosas, y a ejemplo de la mujer honrada, no tengo historia: nunca me ha sucedido nada, ¡oh, n...
El que quiere, perdona más
Pastores y pastoras, abierto está el edén. ¿No oís voces sonoras? Jesús nació en Belén
Muchas veces, en muchos casos, es una gran piedad no dar esperanzas
No turbes, pues, mi paz con tus discursos, amigo: mucho sabes; pero mi sueño sabe más... ¡Aléjate! No quiero gloria ni heredad ninguna: yo lo que tengo, amigo, es un profundo deseo de dormir
La felicidad es como las neblinas ligeras: cuando estamos dentro de ellas, no las vemos
¡Qué importan males o bienes! Para mí todos son bienes. El rosal no tiene espinas: para mí solo da rosas. ¿Rosas de Pasión? ¡Qué importa! Rosas de celeste esencia, purpúreas como la sangre qu...
La caridad de los ricos no es más que una forma de remordimiento
Oír con paciencia es a veces mayor caridad que dar. Muchos infelices se van más encantados de la atención con que escuchamos el relato de sus penas, que de nuestro óbolo
En los ojos de una bella hay más de un misterio; hay dos: el dulce misterio de ella y el gran misterio de Dios.
La ausencia es un ingrediente que le devuelve al amor el gusto que la costumbre le hizo perder.
La fortuna es como la policía: siempre llega tarde.
Ama como puedas, ama a quien puedas, ama todo lo que puedas... pero ama siempre.
La vida es un relámpago entre dos largas noches
Lo que nos hace sufrir nunca es una tontería, puesto que nos hace sufrir
Todo hombre es como un cheque en blanco firmado por Dios. Nosotros mismos escribimos en él la cifra de su valor con nuestro merecimiento
En vano busco en los hondos escondrijos de mi ser para encontrar algún odio: nadie puede herirme ya sino de piedad y amor. Todos son yo, yo soy todos, ¡oh Cristo!
La condición por excelencia de la felicidad es no pensar en ella