Su falda semejante a viento azul que llega como una promesa concedida.
Cuando sueñas, lloras o bailas como un loco y el temor acecha, te duele el tiempo perdido y llueve. Escribe entonces.
Su pelo en breves páginas, las fugitivas páginas, desordena sometiendo las plumas de la almohada a la técnica del sueño.
Uno, si quiere, olvida todo, puede tomar partido por apariencias, por sonidos quebrándose en jardines, por la cuesta que pastoresvmutilados arrastran con la sangre, o el césped cuando la piel brilla...
Descansa en paz, oh complicada, oh elaborada eternidad concluida.
Escribe sin descanso, con fe, cólera, envidia, amor, ilusionadamente, sin esperanza. Escribe como quien cierra una puerta de una a otra nada.
Tú vives en mi mente.
Cerró las puertas a la poesía y no regresó jamás.
Yo que me pierdo en la sangre de todos: yo, el mal poeta, el fabricante de paraguas nocturnos que ama el nombre de los ríos y pelea contra la estatua ecuestre de la mala poesía.