El defecto fundamental del carácter femenino consiste en que no tiene sentido de la justicia.
Nuestras virtudes morales favorecen principalmente a otros, las intelectuales, por el contrario, ante todo a nosotros. Por eso aquéllas nos hacen queridos de todos, y éstas, odiados
Cuando un amante trata de crueldad la esquivez de su amada o el gusto de ella en hacerle sufrir, esto no es verdaderamente una hipérbole.
Satisfacción consiste en la ausencia de dolor, que es el elemento positivo de la vida.
El estado no es más que el bozal que tiene por objeto volver inofensivo a ese animal carnicero, el hombre, y hacer de suerte que tenga el aspecto de un herbívoro.
En nuestra parte monogámica del mundo, para casarse con medios para reducir a la mitad los propios derechos y deberes de matrimonio de uno.
Que el mundo tiene solo una significación física y no moral es el mayor error y el más pernicioso error fundamental, la verdadera perversidad del pensar, y en el fondo, es también lo que la fe ha ...
El hombre inteligente busca una vida tranquila, modesta, defendida de infortunios; y si es un espíritu muy superior, escogerá la soledad
La dificultad es tratar de enseñar a la multitud que algo puede ser verdadero y falso al mismo tiempo.
El estilo es la fisonomía de la mente.
Toda vida es sufrimiento
La misión del novelista no es relatar grandes acontecimientos, sino hacer interesantes los pequeños.
Las facultades intelectuales resisten un esfuerzo mayor y más continuado durante la juventud y hasta los treinta y cinco años; pasado este periodo, su vigor empieza a declinar, aunque gradualmente.
El estilo adecuado de la historia, es decir, su estilo verdaderamente filosófico, es el irónico
La inclinación de dos personas de distinto sexo es ya la voluntad de vivir del nuevo individuo que ellas pueden y querrían engendrar, una voluntad que ya se agita en el encuentro de sus miradas.
El valor es, después de la prudencia, una condición especial a nuestra felicidad.
Es preciso haber vivido mucho tiempo para reconocer cuán corta es la vida
Exigir la inmortalidad del individuo es querer perpetuar un error hasta el infinito
La filosofía muchas veces no reporta nada, pero siempre ahorra mucho.
Cuando leo que Plinio el Viejo leía o hacía que le leyesen continuamente, en la mesa, en los viajes, en el baño, la pregunta que a mí me importuna es ésta: ¿Pero es que ese hombre tenía una car...