La fuerza es confianza por naturaleza. No existe un signo más patente de debilidad que desconfiar instintivamente de todo y de todos.
No tardará en transigir con el fin quien está dispuesto a transigir con los medios.
A veces conviene cerrar un ojo, pero no es prudente cerrar ambos a la vez.
El saber y la razón hablan; la ignorancia y el error gritan.
Hombre fácil a la adulación es hombre indefenso.
La religión debería servir más para dar ánimos a los buenos que para aterrorizar a los malos.
La civilización es una terrible planta que no vegeta y no florece si no es regada de lágrimas y de sangre.
El que se fía de cualquiera demuestra poca discreción y sensatez: el que de nadie se fía muestra tener todavía menos.
La violencia no es sino una expresión del miedo.
El que tiene un verdadero amigo puede afirmar que posee dos almas
Hay algunos obsesos de prudencia, que a fuerza de querer evitar todos los pequeños errores, hacen de su vida entera un solo error.
Nada más fácil que hacerse aplaudir por la canalla.
No es fiéis del que de nadie se fía.
Poquísimos son los hombres que sepan tolerar en los demás sus propios defectos.
Quién más se mueve, menos obra.
Tiene mejor conocimiento del mundo, no el que más ha vivido, sino el que más ha observado.
Observa, escucha, calla. Juzga poco, pregunta mucho.
Si pretendes y te esfuerzas en agradar a todos, acabarás por no agradar a nadie.
El arte es bajo cierto aspecto una crítica de la realidad.
Las naturalezas inferiores repugnan el merecido castigo; las medianas se resignan a él; las superiores lo invocan.