El ciego, al lavarse la cara, se reconoce.
En el mundo hay bondad y maldad. Justicia e injusticia. Árboles y tortugas. Hay muchas cosas.
Reparad en ese pato que corre. Reparad en aquel cordero que trisca. Reparad esa cerca que huyen los animalitos.
Aun viéndote sucia y borracha, me arrodillo para nombrarte: ¡Madre!.
El pájaro es libre. Lo sería aún más de ser soltero.
Consulté con mi almohada y me dijo: "Consulta con tu médico".
El puntapié que me asestaste… ¿no será una opinión?.
Reprochas al sordo que no te escucha. ¡Grítale más fuerte!.
El humor no debe ser risa. Sí, sonrisa. Y, de ser posible, llanto amargo.
Lo llamaron científico, estadista y pensador. Pero nunca fue tan feliz como cuando lo llamaron "Bichi".
Si dices que lo tienes en un puño… muy pequeño ha de ser tu enemigo!.
Te siento cuando te toco y, cuando no te toco, también te siento. ¿Que tienes en la piel?.
Si no cantara el gallo igual amanecería.
Para el Sabio no existe la riqueza. Para el Virtuoso no existe el poder. Y para el Poderoso no existen ni el Sabio ni el Virtuoso.
La hiena ríe pues no piensa en el mañana.
El hombre sabio es pobre en apariencia, pues su tesoro está en Suiza.
Una palabra puede herir. Pero un martillazo es feroz.
No juzgar a los hombres por sus actos. Condenarlos.
Si tropiezas dos veces con la misma piedra… ¡sácala de allí!.
No hay completa belleza. El tigre es hermoso, pero su orín es pestilente.