Después de haber besado sus cabellos de trigo, nada importa la culpa, pues no importa el castigo.
No diré que esa noche que solo a ti te digo se me encendió en la sangre lo que soñé contigo
Puedo estar a tu lado como si no estuviera, y encontrarte cien veces, así como al azar... puedo verte con otro, sin suspirar siquiera, y no puedo olvidar.
Leyendo un libro, un día, de repente, hallé un ejemplo de melancolía: Un hombre que callaba y sonreía, muriéndose de sed junto a una fuente.
Tal ves mires a otro, igual que a mí aquel día y yo aquí recordándote a la orilla del mar.
El camino nace del caminante.
Y hoy igual que mañana, mañana igual que ayer un hombre enloquecido besará una mujer
Y así brota en el alma la rebelión de un sueño que es como un perro arisco que le gruñe a su dueño
soñaré con tus ojos de esmeraldas de mar, soñaré con tus labios desesperadamente, soñaré con tus besos... y jamás lo sabrás.
Un amor que pregunta, si es virtud o es pecado, la fuerza que lo agita, eso es el amor soñado.
Son tan buenos amigos mi corazón y el viento.
El amor florece tierra movediza, y es ley de la llama trocarse en cenizas
Y los amantes saben, que sin querer siquiera hay un amor que crece como una enredadera
Tal vez nadie lo sepa... Como tal vez un día todos irán sabiendo lo que nadie sabía
Tan fresca la risa fluía, que su agua la fuente sonante por ti detenía.
Pero no olvido aquel deslumbramiento, aquella gloria del primer momento, al ver tus ojos por primera vez
Y que un beso... uno solo puede más que el olvido si se juntan dos bocas en un beso prohibido
O acaso cierta noche de amor y de locura yo vivía un ensueño y... y usted una aventura
Porque aunque nadie sabe lo que a nadie le digo, la noche entera es corta para soñar contigo y todo el día es poco para pensar en ti
Y así dos orillas tu corazón y el mío, pues, aunque las separa la corriente de un río, por debajo del río se unen secretamente.