Los descubrimientos ya logrados se deben al azar y a la experiencia vulgar más que a la ciencia.
El papel más honroso en una conversación corresponde al que da la ocasión a ella, y luego al que la dirige y hace que se pase de un asunto a otro, pues así uno dirige la danza.
La belleza es como la fruta estival: fácil de corromper y de corta duración.
Mientras admiramos y exaltamos las facultades de la inteligencia humana, nos olvidamos de buscar sus verdaderos colaboradores.
Cuando el peligro parece ligero, deja de ser ligero.
Poca ciencia aleja muchas veces de Dios, y mucha ciencia conduce siempre a él.
La ocasión hay que crearla, no esperar a que llegue.
El mar, por su naturaleza, estaría tranquilo y quieto si los vientos no lo revolvieran y turbaran. De la misma manera el pueblo estaría quieto y sería dócil si oradores y sediciosos no lo removies...
Nada se sabe bien sino por medio de la experiencia.
La verdad es hija del tiempo, no de la autoridad.
El hombre que se muestre solícito y cortés con un extranjero demuestra que es ciudadano del mundo.
El egoísta sería capaz de pegar fuego a la casa del vecino para hacer freir un huevo.
La experiencia de los siglos prueba que el lujo anuncia la decadencia de los imperios.
La muerte es el menor de todos los males.