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La verdadera amistad llega cuando el silencio entre dos parece ameno.
Dicen que se acrecienta el reino si se gana un lugarcillo o una señoría para que se ponga después en las cartas: Señor de tal gente. Y no miran con cuántos robos de sus súbditos, con cuánta san...
Reirse de todo es propio de tontos, pero no reírse de nada, lo es de estúpidos.
Decía también que los ciudadanos no menos debían pelear por la guarda de sus leyes que por su misma ciudad. Porque sin leyes de ninguna manera la ciudad se puede conservar, mas sin murallas muy bie...
El que conoce el arte de vivir consigo mismo ignora el aburrimiento.
La paz más desventajosa es mejor que la guerra más justa.
La filosofía es una meditación de la muerte.
La felicidad consiste, principalmente, en conformarse con la suerte; es querer ser lo que uno es.
La sabiduría de este mundo es la madre y raíz de todos los males.
La mujer es un animal inepto y estúpido, aunque agradable y gracioso.
El colmo de la estupidez es aprender lo que luego hay que olvidar.
Como Antístenes, filósofo cínico, tuviese la capa rota y la anduviese enseñando a todos, díjole Sócrates: Por la hendidura de tu capa conozco tu vanidad. Quiso dar a entender que peor era aquell...
Solía Diógenes algunas veces irse a las estatuas y demandarles alguna cosa. Y como se maravillasen de esto los que lo veían, dijo: Hago esto para acostumbrarme a no moverme ni perturbarme si alguna...
Viendo este filósofo a sus ciudadanos tan dados a los deleites y por otra parte edificar tan suntuosamente, dijo: Los Agrigentinos así se dan a los deleites como si mañana hubiesen de morir, y así...
Decía Sócrates que los dioses eran los mejores y más bienaventurados entre todas las cosas y que el hombre que a la semejanza de ellos se comportaba en el vivir, cuanto más era semejante, más bie...
Para el hombre dichoso todos los países son su patria.
En el estudio no existe la saciedad.
La esencia de la felicidad consiste en que aceptes ser el que eres.
Mejor es prevenir que curar.
Una buena gran parte del arte del bien hablar consiste en saber mentir con gracia.
Los zorros usan muchos trucos. Los erizos, solo uno.
Pero es el mejor de todos.
Nosotros los revestimos con títulos espléndidos, aunque sean criminalísimos: a éste lo llamamos católico, a aquél serenisimo, a uno ilustrisimo, a otro augusto a todos los denominamos dilectos h...
¿Qué pueblo no ha sido en alguna ocasión responsable y víctima de una invasión territorial.
Qué otra cosa es la vida de los mortales, sino una comedia en la que unos actores se disfrazan y ataviados con sus máscaras representan sus respectivos papeles hasta que el director de escena les or...
Opónense a la razón dos antagonistas formidables: la cólera, que la tienen la sade de su imperio en el corazón, en los orígenes mismos de la vida, y la lubricidad, que extiende su preponderancia ...
El hombre inteligente no orina contra el viento.
...la pugna es constante entre hombre y hombre, de uno con cualquier otro; ningún pacto es lo suficientemente firme entre los hombres.
No hagas estima de ti por tu apersonamiento físico o los bienes que la fortuna te deparó, sino por tu prestancia moral o los bienes del alma.
De dos males, elige el menor.
...finalmente nuestros rayos cada vez infunden menos miedo también.
...agora comúnmente llaman traidor al que, defendiendo la libertad de la república, resiste a los apetitos de los príncipes, y a los que aconsejan al príncipe que sea tirano.
...; en la guerra, para vengar la afrenta de unos pocos y a veces de uno solo, afligimos cruelmente a tantos miles de hombres que no se lo merecen.
Ojalá que hubiera traducciones a todas las lenguas para que esos escritos pudieran ser leídos y conocidos.
Hay quienes suscitan la guerra por la única razón de poder ejercer más fácilmente por esa vía la tiranía sobre sus súbditos.
...cada uno tira para sí, cada uno habla su lenguaje, no quiriendo concertar con el otro.
Todos desprecian al prodigioso, detestan una cabeza anciana sobre unos hombros jóvenes.
Un solo crimen convierte en un maldito.
¿Para qué derriba con trabucos los lugares el que tiene las llaves del reino de los cielos?
Abominas el nombre del diablo, y en oyéndole te santiguas, y eres tú mismo aquel diablo que aborreces.
...no hay ningún pueblo sobre el que menos valga la autoridad del sumo pontífice que los ingleses,...