Frases celebres de temor de seneca. Encuentra docenas de frases celebres de temor de seneca con fotos para copiar y compartir.
El que recibe lo que no puede pagar, engaña.
Menos agravio se hace al que presto se niega lo que pide.
Mozos fueron primero los que ahora son hombres.
Doloroso es que comencemos a vivir cuando morimos.
Alguna cosa sucede bien al que muchas prueba.
Desde la infancia da señales el ingenio.
Doloroso es perder la patria, más doloroso temer esta desgracia, y dolorosísimo los dos infortunios juntos.
Ligera es la desgracia que puede sufrirse, y la que no, breve.
Toda virtud se adquiere con trabajo.
Buena es la riqueza si la manda la razón.
Siempre el esperar, aunque sea el bien, da cuidado.
De ninguna suerte debemos fiarnos menos que de la buena.
Tomado un amigo debe dársele crédito y antes de tomarle se le debe juzgar.
No puede el médico curar bien sin tener presente al enfermo.
Aquella se puede llamar felicidad, que con nuestros deseos se mide.
Con facilidad se adquiere lo preciso para la vida.
No es beneficio el que nos obliga a recibir.
Al que una vez perdió el crédito, nada le queda que perder.
No bastan en una nación las fuerzas sin la unión, ni la unión sin fuerzas.
Miéntese muchas veces solamente por costumbre.
Enseñando aprendemos.
Malo es el consejo que no se puede mudar.
Nunca mucho costó poco.
El primer grado de las riquezas es tener lo preciso, y el segundo la que basta.
No es blando el camino del cielo.
Prueba es de buen espíritu tener firmeza.
Más daño hace el enemigo al que huye.
Tolerable es el infortunio que es común a muchos.
Lloren los ojos, mas no el alma.
La inexperiencia destruye e inutiliza muchas buenas ocasiones.
No podemos evitar las pasiones, pero sí vencerlas.
Cuanto mayor es la prosperidad, tanto menos se debe confiar de ella.
Los placeres aun después de haber pasado recrean.
Las buenas costumbres se conforman unas con otras, y por eso duran.
El que no quiera vivir sino entre justos, viva en el desierto.
Cada uno sufre o goza según sus obras.
Espera que te hagan a ti lo que tú haces a otro.
¡Oh, cuán extemporáneo es comenzar a vivir cuando se ha de dejar de vivir!
No hay contentamiento más cierto que el que no se puede quitar.
Muchos abrían podido llegar a la sabiduría si no se hubiesen creído demasiado sabios.