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Julio César y otros emperadores que vinieron después de él obtuvieron ese mismo testimonio, es decir, fueron canonizados como santos.
Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. [Mateo 22:20]
Julio César podría ser mi padre, o Alejandro.
Nuestro ejército, por la magnitud de su lucha, constituye una autoridad moral continental.
Y yo respiro, y ando, y caigo, y giro y vuelvo a ver los árboles sedientos y los pájaros disparados en la embriaguez de la música del viento y estoy inmóvil y absorto y maravillado de un día más...
La injusticia no tiene ninguna razón de existir en el Universo, y su nacimiento fue de la envidia y antagonismo de los hombres, antes de haber comprendido su espíritu.
La soberanía no se discute, se defiende con las armas en la mano.
Todos los días son aniversarios que una memoria infiel no conmemora: aniversarios de lejanas dichas, de sueños, de inquietudes y de auroras.
Nuestro ejército es el más disciplinado, abnegado y desinteresado en todo el mundo terrestre, porque tiene conciencia de su alto papel histórico.
Y Nunca Te Canté
¡Y nunca te canté! Con graves
palabras me dirás: «Yo no te inspiro».
No, no es que falte inspiración, tú sabes,
es que las cosas que a decirte aspiro
son de aquellas tan hond...
El amor a mi patria lo he puesto sobre todos los amores y tú debes convencerte que para ser feliz conmigo, es menester que el sol de la libertad brille en nuestras frentes.
Amo en las gentes lo que hay de inconsciente, de alegría, de asombro, de incierta espera.
En uno de aquellos días manifesté a mis amigos que si en Nicaragua hubieran cien hombres que la amaran tanto como yo, nuestra nación restauraría su soberanía absoluta. Mis amigos me contestaron q...
Me falta el jarro de flores olorosas de tu corazón.
Intimidad
La noche vuelve secreta
a tantear mi cuerpo,
me penetra lenta y suave
me abro
como una flor nocturna.
Amantes viejos, sobran las palabras para entendernos. Todo lo hemos dicho y hasta nuestro silencio es un dulce silencio repetido.
Yo no estoy dispuesto a entregar mis armas en caso de que todos lo hagan. Yo me haré morir con los pocos que me acompañan porque es preferible hacernos morir como rebeldes y no vivir como esclavos.
¡Y no olvidamos!. De súbito, nos viene antigua lumbre, nos enciende y dora, y nos puebla de imágenes queridas o de remordimiento nos agobia.
Yo quiero patria libre o morir.
Cante mejor, dichoso, nocturno ruiseñor, yo, grillo humilde, digo: esta es mi voz.
Ay, corazón viajero, tu soledad es perdición, has de llorar tu soledad vacía si se te muere la flor de la imaginación.
Te curaste con olvido y yo he seguido queriéndote con mi equívoco amor, firme en mi error.
Mi mayor honra es surgir del seno de los oprimidos, que son el alma y nervio de la raza.
¿Batallas?, ¡no!, pasiones. Y pasiones precedidas de dolores con rejas de esperanzas, de dolores de pueblos con esperanzas de hombres!, ¡muerte y pasión de paz, las populares!.
Nosotros iremos hacia el sol de la libertad o hacia la muerte; y si morimos, nuestra causa seguirá viviendo. Otros nos seguirán.
Esta es mi vida, un oscuro trabajo, un intenso anhelar, las rosas de mi patio y mi vacío hogar.
Mi silencio responde a tu silencio, y la respuesta a mis preguntas miro apenas en tus ojos encenderse.
El corazón solo recuerda nubes, perdidos sueños e intangibles formas!.
Ay, mi hormiga insensata, por cuidar de la vida nunca supiste la gracia de cantar, te atrapará mañana la muerte con la despensa llena, pero sin un cantar.
De esta manera sangrienta, han sido una vez más castigados los asesinos extraños y los patricidas que durante tanto tiempo han humillado la soberanía de mi amada Nicaragua.
Un aire de caricias ondula la marea castaña de tu pelo con luz que balbucea.
Señores jueces, quiero utilizar una frase que pertenece ya a todo el pueblo argentino: nunca más.
¡Nuestro deber oscuro es cantar a la paz, a la armonía, al fraternal abrazo de comunión de sueños de los hombres!.
El hombre que de su patria no exige un palmo de tierra para su sepultura, merece ser oído, y no solo ser oído sino también creído.
¡Has de echarle los brazos a la vida cuanto más en la noche te sientas naufragar!.
Hubo un momento en que a mi sueño navegante la imagen pareciste de su sueño.
Yo nací un día que dios estuvo enfermo.
Nada es tan difícil que no pueda conseguir la fortaleza.
A laurel ni a renombre aspiraremos, recompensa sin precio ni mudanza serán para nosotros ignorar el temor, deparar al hombre, y a nuestro corazón, la libertad.
Nada es más fácil que censurar a los muertos.