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El primer deber del hombre es desarrollar todo lo que posee, todo aquello en que él mismo pueda convertirse.
A dónde podrá ir el que hasta aquí llegó, si más allá solo fueron los muertos.
El fanatismo consiste en redoblar el esfuerzo cuando has olvidado el fin.
Debemos amar a nuestro país aunque nos trate injustamente.
Solo el conocimiento que llega desde dentro es el verdadero conocimiento.
Todos los hombres que no tienen nada importante que decir hablan a gritos.
Si yo te debo una libra, tengo un problema; pero si te debo un millón, el problema es tuyo.
Nada prende tan pronto de unas almas en otras como esta simpatía de la risa.
El hombre descontento no encuentra silla cómoda.
La práctica es un maestro excepcional.
De todas las reacciones posibles ante una injuria, la más hábil y económica es el silencio.
El placer no es sino la felicidad de una parte del cuerpo.
El camino misterioso va hacia el interior. Es en nosotros, y no en otra parte, donde se halla la eternidad de los mundos, el pasado y el futuro.
La individualidad es un carácter impregnante de las cosas, pero también puede decirse que no hay nada individual que no tenga carácter reconocible mediante el pensamiento universal.
La función intelectual de las dificultades es la de conducir a hombres y mujeres a pensar.
Es un gran error creerse más de lo que uno es, o menos de lo que uno vale.
Nada es fácil ni tan útil como escuchar mucho.
El principio es la mitad del todo.
En tu lucha contra el resto del mundo te aconsejo que te pongas del lado del resto del mundo.
Sin nuestro sufrimiento, nuestra tarea no diferiría de la asistencia social.
El camino del exceso lleva al palacio de la sabiduría.
El conocimiento no es algo separado y que se baste a sí mismo, sino que está envuelto en el proceso por el cual la vida se sostiene y se desenvuelve.
Los que matan a una mujer y después se suicidan debían variar el sistema: suicidarse antes y matarla después.
Ningún crítico es más capaz que yo de percibir claramente la desproporción que existe entre los problemas y la solución que les aporto.
¿Cómo se puede decir a un hombre que tiene una patria cuando no tiene derecho a una pulgada de su suelo?.
Las maldiciones no van nunca más allá de los labios que las profieren.
Si queremos gozar la paz, debemos velar bien las armas; si deponemos las armas no tendremos jamás paz.
El cerebro es mi segundo órgano en importancia.
Hasta que quienes ocupan puestos de responsabilidad no acepten cuestionarse con valentía su modo de administrar el poder y de procurar el bienestar de sus pueblos, será difícil imaginar que se pued...
La simpatía es muy frecuentemente un prejuicio sentimental basado en la idea de que la cara es el espejo del alma. Por desgracia, la cara es casi siempre una careta.
Yo no procuro conocer las preguntas; procuro conocer las respuestas.
Dios no recibe respuestas con palabras.
El aconsejar es un oficio tan común que lo usan muchos y lo saben hacer muy pocos.
Nadie está graduado en el arte de la vida mientras no haya sido tentado.
Escucha aún a los pequeños, porque nada es despreciable en ellos.
De desagradecidos está el infierno lleno.
Cuando un hombre quiere matar a un tigre, lo llama deporte; cuando es el tigre quien quiere matarle a él, lo llama ferocidad.
La desgracia, al ligarse a mí, me enseñó poco a poco otra religión, distinta a la religión enseñada por los hombres.
En la mayoría de los hombres, las dificultades son hijas de la pereza.
Nos escondemos en la fría indiferencia al sufrimiento innecesario de otros, incluso cuando lo causamos.