Frases que llegan al corazon. Encuentra docenas de frases que llegan al corazon con fotos para copiar y compartir.
Los que emplean mal su tiempo son los primeros en quejarse de su brevedad.
El futuro vendrá de un largo dolor y un largo silencio.
El futuro no va a ser dominado por aquellos que están atrapados en el pasado.
He rezado por mi niñez, y ha vuelto a mí, y siento que sigue siendo tan pesada como antes, y que no ha servido de nada hacerme mayor.
El único elemento que puede sustituir la dependencia del pasado es la dependencia del futuro.
Ahora: una palabra curiosa para expresar todo un mundo y toda una vida.
Un joven no debe comprar valores seguros.
Los días pueden ser iguales para un reloj, pero no para un hombre.
El amor es para el niño como el sol para las flores; no le basta pan: necesita caricias para ser bueno y ser fuerte.
Es el porvenir quien debe imperar sobre el pretérito, y de él recibimos la orden para nuestra conducta frente a cuanto fue.
El pasado es una colección interminable de horrores que solo merece el más completo de los olvidos; el futuro, una incógnita poco confiable que es preciso asegurar; el presente, el campo de batalla...
El proyecto es el borrador del futuro. A veces, el futuro necesita cientos de borradores.
En la tardanza dicen que suele estar el peligro.
Pero nunca más es mucho tiempo. Así he podido comprobarlo en esta larga vida.
Quien mira lo pasado, lo porvenir advierte.
Mucha buena gente que sería incapaz de robarnos el dinero, nos roba sin escrúpulo alguno el tiempo que necesitamos para ganarlo.
Tan corta como es la vida, aún la acortamos más por el insensato desperdicio del tiempo.
Aquí no pasa nada,,salvo el tiempo.
Lo que en la juventud se aprende, toda la vida dura.
El tiempo es un maestro de ceremonias que siempre acaba poniéndonos en el lugar que nos compete. Vamos avanzando, parando y retrocediendo según sus órdenes. Nuestro error es imaginar que podemos bu...
Nada nos envejece tanto como la muerte de aquellos que conocimos durante la infancia.
Un minuto que pasa es irrecuperable. Conociendo esto, ¿cómo podemos malgastar tantas horas?
El pasado y el porvenir, esas dos mitades de la vida, una de las cuales dice jamás, y la otra siempre.
Las palabras del año pasado pertenecen al lenguaje del año pasado. Las palabras del próximo año esperan otra voz.
Dejemos que el pasado sea el pasado.
Y así vamos adelante, botes contra la corriente, incesantemente arrastrados hacia el pasado.
Las ciudades, como los países y las personas, si tienen algo que decirnos, requieren un espacio de tiempo nada más; pasado éste nos cansan.
Ser adulto significa olvidar lo desconsolados que nos hemos sentido con frecuencia de niños.
Siempre hay algo en nosotros que no madura con la edad.
Cuenta tu edad por amigos, no años. Cuenta tu vida por sonrisas, no por lágrimas.
El futuro es nuestro refugio ante la feroz competencia de nuestros antepasados.
Lo que importa no es pensar en el pasado ni en el futuro. Lo importante es cargar con el ahora.
Reflexiona sobre tus bendiciones presentes, de las que todo hombre posee muchas; no sobre tus pasadas penas, de las que todos tienen algunas.
Hay algo más triste que envejecer, y es seguir siendo niño.
No desprecies el recuerdo del camino recorrido. Ello no retrasa vuestra carrera, sino que la dirige; el que olvida el punto de partida pierde fácilmente la meta.
Todas las personas mayores fueron al principio niños, aunque pocas de ellas lo recuerdan.
Un hombre debe vivir el presente y ¿qué importa quién eras la semana pasada, si sabes quién eres hoy?
Los niños pequeños son aún el símbolo del matrimonio eterno entre el amor y el deber.
Ayer es solo un recuerdo; mañana nunca es lo que se supone que es.
¡Envejece conmigo! Lo mejor está aún por llegar.