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La popularidad es la gloria en calderilla.
Los animales son de Dios. La bestialidad es humana.
Ciertos pensamientos son plegarias. Hay momentos en que, sea cual fuere la actividad del cuerpo, el alma está de rodillas.
Las que conducen y arrastran al mundo no son las máquinas, sino las ideas.
El ojo ve bien a dios solamente a través de las lágrimas.
El infierno está todo en esta palabra: soledad.
El hombre tiene el amor por ala, y el deseo por yugo.
Los poetas son gente impúdica.
No hay malas hierbas ni hombres malos; solo hay malos cultivadores.
Es una cosa bastante repugnante el éxito. Su falsa semejanza con el mérito engaña a los incautos.
Solo los artistas y los niños ven la vida tal como es.
Una casa sin hijos es una colmena sin abejas.
El deber tiene una gran similitud con la felicidad de los demás.
Nada tan estúpido como vencer; la verdadera gloria está en convencer.
La fe es de oro, el entusiasmo de plata, el fanatismo de plomo.
Quien me insulta siempre, no me ofende jamás.
No existen paises pequeños. La grandeza de un pueblo no se mide por el número de sus habitantes, como no se mide por la estatura la grandeza de un hombre.
Los ojos no pueden ver bien a dios, sino a través de lágrimas.
El amor casto engrandece a las almas.
Lo que bien se piensa, bien se expresa.
¿Qué es un envidioso?. Un ingrato que detesta la luz que le alumbra y le calienta.
La pena de muerte es signo peculiar de la barbarie.
El agua que no corre hace un pantano; la mente que no trabaja hace un tonto.
Juzgaríamos con mucha más certeza a un hombre por lo que sueña que por lo que piensa.
¡cosa curiosa! el primer síntoma del amor en un joven, es la timidez; en una joven, es la audacia.
La risa es el sol que ahuyenta el invierno del rostro humano.
Cuando el amor es feliz lleva al alma a la dulzura y a la bondad.
Dios es la evidencia insivible.
No son las locomotoras, sino las ideas, las que llevan y arrastran al mundo.
El desprecio del pasado es signo de ignorancia o miedo.
La belleza es tan útil como lo útil. Tal vez más.
El matrimonio, como los injertos, prende bien o prende mal.
Trata de no considerar inteligentes solo a quienes piensan como tú.
El cuerpo humano no es más que apariencia, y esconde nuestra realidad.
Si tenéis la fuerza, nos queda el derecho.
Dudar de si mismo es la primera señal de inteligencia.
Imputar la revolución a los hombres es imputar la marea a las olas.
A nadie le faltan fuerzas; lo que a muchísimos les falta es voluntad.
La libertad de amar no es menos sagrada que la libertad de pensar. Lo que hoy se llama adulterio, antaño se llamó herejía.
El recuerdo es vecino del remordimiento.