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Hay un libro abierto siempre para todos los ojos: la naturaleza.
El hombre que no sabe correr, saltar, nadar... es como un automóvil en el que solo se emplea la primera velocidad.
La violencia se da siempre por una contra-violencia, es decir por una réplica a la violencia del otro.
Se tiene la edad que se quiere tener, y también la edad del dinero que se tiene.
Los tímidos tienen miedo antes del peligro; los cobardes, durante el mismo; los valientes, después.
Donde quiera que veáis la moderación sin tristeza, la concordia sin esclavitud, la abundancia sin profusión, decid confiadamente; es un ser venturoso el que aquí manda.
Si lloras de alegría, no seques tus lágrimas: las robas al dolor.
El recuerdo es el único paraíso del cual no podemos ser expulsados.
Los modales corteses hacen que el hombre aparezca exteriormente tal como debería ser en su interior.
El deporte delega en el cuerpo alguna de las virtudes más fuertes del alma: la energía, la audacia, la paciencia.
Inteligencia es lo que usas cuando no sabes qué hacer.
Hay que avergonzarse de cometer una falta, no de repararla.
Todas las guerras son santas, os desafío a que encontréis un beligerante que no crea tener el cielo de su parte.
La fe, incluso la profunda, nunca es completa.
A menudo es fatal vivir demasiado tiempo.
Los espejos deberían pensárselo dos veces antes de devolver una imagen.
Casi nadie repara por sí mismo en el mérito de otro.
A veces, cuesta mucho más eliminar un solo defecto que adquirir cien virtudes.
En la sociedad, el hombre sensato es el primero que cede siempre. Por eso, los más sabios son dirigidos por los más necios y extravagantes.
El hombre es un milagro sin interés.
Es empresa vana tratar de ridiculizar a un necio rico: las carcajadas están de su parte.
La naturaleza ha hecho al hombre feliz y bueno, pero la sociedad lo deprava y lo hace miserable.
Un psiquiatra es un hombre que va al Folies Bergère y mira... a los espectadores.
La gloria o el mérito de algunos hombres es escribir bien; la de otros no escribir nada.
El gobierno tuvo su origen en el propósito de encontrar una forma de asociación que defienda y proteja la persona y la propiedad de cada cual con la fuerza común de todos.
En la tragedia solo conmueve lo verosímil.
La sabiduría es un tesoro que nunca causa entorpecimientos.
La vergüenza de confesar el primer error, hace cometer muchos otros.
El manantial desaprueba casi siempre el itinerario del río.
Todo hombre tiene tres variedades de carácter: el que realmente tiene; el que aparenta, y el que cree tener.
Mi pesimismo no es sino una variedad del optimismo.
Los más desgraciados son los que lloran menos.
No es nada fácil abandonar la virtud; ella atormenta durante mucho tiempo a los que la abandonan.
La única técnica que merece la pena dominar es la que uno mismo inventa.
La libertad no es fruto que crezca en todos los climas, y por ello no está al alcance de todos los pueblos.
Detesto más las malas máximas que las malas acciones.
A los verdugos se les reconoce siempre. Tienen cara de miedo.
Felicidad no es hacer lo que uno quiere, sino querer lo que uno hace.
Las cartas de amor se escriben empezando sin saber lo que se va a decir, y se terminan sin saber lo que se ha dicho.
La amistad, como la sombra vespertina, se ensancha en el ocaso de la vida.