Masaoka. Encuentra docenas de masaoka con fotos para copiar y compartir.
Cuando se derrite la nieve. ¡Sueltan los caballos en el pueblito!.
Una extremidad Apoyado sobre la montaña el río celeste.
Primavera en el hogar. No hay nada y sin embargo hay de todo.
Una nube blanca cuchichea a su paso sobre los bananos.
Al chirrido de los insectos sale la luna el jardín oscurece.
En esta agua pura los ricos se refrescan y también los osos.
Solo en un árbol de la inmensa llanura las cigarras se agrupan.
La noche infinita. ¡Pienso en cómo será en 10.000 años!.
En los cultivos de las alturas los espantapájaros se peinan de nubes.
¡Qué soledad! Después de los juegos artificiales una estrella fugaz.
El cielo claro, y la tierra esponjosa: primera arada.
Entre un grupo de solo hombres ¡qué calor el de la mujer!.
Camino caluroso sobre esa piedra descansan todos.
Maté una araña ¡soledad de noche fría!.
Ni siquiera un mosquito después de la inundación ¡Qué soledad!.
Durmiendo sobre la piedra mariposa ¿sueñas tú de mí el infortunio?.
Torbellino de hojas muertas vienen de lejos. El otoño llega a su fin.
Ellos contemplan el océano en junio. Los Budas al fondo del templo.
Como compañero Solicito a la mariposa partir de viaje.
Nos separamos y ahora me quedo solo a la sombra del árbol.
Pisa las nubes, bebe la niebla la alondra remontándose.
Apoyada a un árbol desnudo de raras hojas una noche estrellada.
Crepúsculo matinal. El hocico de la rana exhala la luna.
La nieve se derritió En la espalda del gran buda.
En el gran buda la ausencia de entrañas. Ah que frescor.
Reseco el río, cruza el puente la gente y siente frío.
Con mucho esfuerzo pude colgar la lámpara entre tantas flores.
¿Venís a picotearme los ojos aún vivo, revuelo de moscas?.
Campo de escarcha. A la loca del pueblo le ladra un perro.
Bajo el mosquitero Ella duerme Rodeada de luciérnagas.
Una cigarra canta frente a la casa vacía al último sol.
En todo el monte hierbas nuevas reflejan el sol naciente.
El río en invierno. El agua no es suficiente para cuatro o cinco patos.
Cuando para de cantar Y vuela al fin vemos a la cigarra.
Pinos en cada isla. ¡Y cómo refresca el ruido del viento!.
Los insectos de verano caen muertos sobre mis libros.
¡Las flores silvestres del verano! En saga las bellas mujeres de muchas tumbas.
Un gran viento y repentinamente el estandarte se levanta.
¿De verdad conoció a Masaoka? Nunca nos conocimos personalmente, pero mantuvimos una estrecha y fructífera relación telepática.
Las ondas del chapoteo derriten poco a poco el hielo del estanque.