Jamás digas: nunca jamás.
Refrán
Los gobiernos ejercen poca influencia sobre la felicidad privada de los individuos.
Procuramos olvidar lo que, traído a la memoria, nos entristece.
Por el vicio ajeno enmienda el sabio el suyo.
Por lo tanto, debemos reclamar, en nombre de la tolerancia, el derecho a no tolerar a los intolerantes.