Nada se puede aceptar de un malvado, so pena de envilecerse.
Madame Roland
Dios favorece al hombre alegre.
No quiero alcanzar la inmortalidad mediante mi trabajo, sino simplemente no muriendo.
Tuyo haces el vicio que a tu amigo disimulas.
Cuando el agua te llega al cuello, no te preocupes si no es potable.