Los peores enemigos son los que aprueban siempre todo.
Tácito
Nuestro ridículo defecto nacional es no tener mayor enemigo de nuestro éxito y de nuestra gloria que nosotros mismos.
Es hermoso que los padres lleguen a ser amigos de sus hijos, desvaneciéndoles todo temor, pero inspirándoles un gran respeto.
Amor de mujer casta, perpetuo es.
Donde hay satisfacción no hay revoluciones.