Alguien que ama no insulta ni maltrata.
Lucía Extebarria
El error es un arma que acaba siempre por dispararse contra el que la emplea.
Una demostración de envidia es un insulto a uno mismo.
El hombre vive en un mundo en el que cada ocurrencia está cargada con ecos y reminiscencias de lo que ha ocurrido antes. Cada acontecimiento es un recordatorio.
Lo que hacemos no es nunca comprendido, y siempre es acogido solo por los elogios o por la crítica.