Yo soy el dueño de mi destino; yo soy el capitán de mi alma.
William Ernest Henley
Abrigamos una multitud de prejuicios si no nos decidimos a dudar, alguna vez, de todas las cosas en que encontremos la menor sospecha de incertidumbre.
Los libros nos dan consejos que no se atreverían a darnos nuestros amigos.
Los cántaros, cuanto más vacíos, más ruido hacen.
La libertad es la obediencia a la ley que uno mismo se ha trazado.