El sueño y la fatiga llamaban a mi puerta, pero me resistí a rendirme.brNo quería perder el hechizo de la historia ni todavía decir adiós a sus personajes
Carlos Ruiz Zafón
no vemos nuestro reflejo en el agua en movimiento, sino en el agua quieta.
Los niños luchaban con desesperación por amar a sus padres. De hecho, antes que odiar a un padre, elegían odiarse a sí mismos.
Te da una sensación muy rara eso de pensar que tu vida tiene un límite. Ya sé que es algo natural, pero nosotros vivimos sin pensar que son naturales las cosas que lo son.
La geografía me impide estar con ustedes, pero mi abrazo sí puede, y aquí va. Celebro la publicación de esta obra que confirma, una vez más, tu voluntad de justicia y tu voluntad de belleza.
Y...