El fuero para el gran ladrón, la cárcel para el que roba un pan.
Pablo Neruda
Quien escribe gusta del halago, pero el escritor en cambio, ha de aprender a gozar con el arrecio, con el golpe de martillo sobre el yunque de su obra. Solo así podrá forjar aiestos.
El hombre no reza para dar a Dios una orientación, sino para orientarse debidamente a sí mismo.
Nada revela mejor el carácter de los hombres que una burla tomada a mal.
El verdadero medio de ganar mucho consiste en no querer nunca ganar demasiado.