Allí, pensó Mallarino, tenían origen nuestra insatisfacción y nuestras tristezas: en la imposibilidad de compartir con los otros la memoria
Juan Gabriel Vásquez
Yo no escribo para agradar o desagradar; yo escribo para desasosegar.
deseo de ser sus agentes en un cambio monumental de un mundo de miedo a un mundo de amor.
La indecisión se cristaliza en la duda, ¡los dos se mezclan y se convierten en miedo!
¿Los pitos? La afición es la que me paga y yo tengo que callar y aceptar.