La envidia pasó de ser un defecto ajeno a ser un escudo del orgullo propio.
Mauricio Segal
De imaginativo a delirante hay solamente un paso.
De espíritu elevado es aquel que ignora los pensamientos ajenos sobre sí mismo, pero en cambio se preocupa en aquellos que le afectan a la mayoría.
Si se busca distanciar de alguien, no se aleje: acérquese lo máximo posible a esa persona para que ella se aparte por sí sola y asustada.
La única forma de conocer a alguien es dejándolo actuar.