No estoy borracho –dijo él, riendo– pero me he emborrachado tan a menudo que, por lo visto, me han quedado manos temblorosas para toda la vida.
Anaïs Nin
Ámase por deleite a la belleza, y a la virtud, por soberana alteza
El más cercano a la perfección es quien, con penetrante mirada, se declara limitado.
Cuerpos que nacen vencidos, vencidos y grises mueren: vienen con la edad de un siglo, y son viejos cuando vienen
Vistas las cosas en la cámara oscura del recuerdo, toman un relieve singular.