El demonio no puede resistir a la gente alegre.
Don Bosco
Doloroso es que comencemos a vivir cuando morimos.
A través del orgullo nos engañamos a nosotros mismos.
Yo siempre fui un adiós... un brazo en alto, un yaraví quebrándose en las piedras cuando quise quedarme vino el viento vino la noche y me llevó con ella.
Si me das de tu boca, de tu boca bebo a sorbitos agua del cielo.