¡Cuánto le costó a la muerte apagarte los ojos!.
León Felipe
La buena gente hace un daño enorme. Y por supuesto, el peor daño es conceder tanta importancia a la maldad. Es absurdo dividir a la gente en buena y mala. La gente es encantadora o aburrida.
Perder nuestro nombre es como perder nuestra sombra; ser solo nuestro nombre es reducirnos a ser sombra.
La gente no va a la iglesia en busca de sermones sino a soñar con dios.
Debe esperarse la muerte que la naturaleza ordena.