Proverbio japones. Encuentra docenas de proverbio japones con fotos para copiar y compartir.
Hay una puerta por la que pueden entrar la buena o la mala fortuna, pero tú tienes la llave.
La oscuridad reina a los pies del faro.
Se aprende poco con la victoria, en cambio, mucho con la derrota.
Quien monta un tigre corre el riesgo de no poderse bajar nunca.
Piensa mucho, habla poco, escribe menos.
El tiempo que pasa uno riendo es tiempo que pasa con los dioses.
Con uno solo de sus cabellos una mujer puede arrastrar un elefante.
Donde hay ganancias las pérdidas se esconden por ahí cerca.
La nieve no rompe las ramas del sauce.
Un ángel para prestar y un diablo para cobrar.
Estudiando lo pasado, se aprende lo nuevo.
Con la primera copa el hombre bebe vino; con la segunda el vino bebe vino, y con la tercera, el vino bebe al hombre.
Solo en la actividad desearás vivir cien años.
Lo más tierno en este mundo, domina y vence a lo más duro.
Si no entras en la madriguera del tigre, no puedes coger sus cachorros.
No se va más lejos cuando se cambia de camino todos los días.
Una reputación de mil años quizás dependa de la conducta de una hora.
Si vas a creer todo lo que lees, mejor no leas.
Siempre hay una avispa para picar el rostro en llanto.
Es mejor viajar lleno de esperanza que llegar.
Por el amor de una rosa, el jardinero es servidor de mil espinas.
Todo gran amor no es posible sin pena.
Nuestro amor es como la llovizna que cae quedamente (silenciosmente), pero desborda el río.
La mitad de nuestras equivocaciones nacen de que cuando debemos pensar, sentimos, y cuando debemos sentir, pensamos.
Cuatro cosas hay que nunca vuelven más: una bala disparada, una palabra hablada, un tiempo pasado y una ocasión desaprovechada.
La primera vez que me engañes la culpa será tuya; la segunda vez, la culpa será mía.
El victorioso tiene muchos amigos. El vencido, buenos amigos.
Si lo que vas a decir no es más bello que el silencio: no lo digas.
El amor hace pasar el tiempo; el tiempo hace pasar el amor
Locura es dar consejos a un enemigo; pero más locura todavía es tomarlos de él.
Quien no comprende una mirada tampoco comprenderá una larga explicación.
Los oídos no sirven de nada a un cerebro ciego.
El mosquito no se apiada del hombre, por más flaco que esté.
El hombre es más duro que el hierro, más fuerte que un toro y más frágil que una rosa.
Si vives en mi corazón, viviras gratis.
Los pequeños ladrones, desde la cárcel, ven pasar a los grandes ladrones en carroza.
Libros, caminos y días dan al hombre sabiduría.
Si usted molesta a un perro, molesta a su dueño.
La pasión y el odio son hijos de bebidas que embiagan.
Los ojos se fían de ellos mismos, las orejas se fían de los demás.