Sangre. Encuentra docenas de sangre con fotos para copiar y compartir.
Es parentesco sin sangre una amistad verdadera.
No es la carne y la sangre, sino el corazón, lo que nos hace padres e hijos.
Yo desprecié los grados y distinciones. Aspiraba a un destino más honroso: derramar mi sangre por la libertad de mi patria.
Los amigos son como la sangre, cuando se está herido acuden sin que se los llame.
La sangre sirve solo para lavar las manos de la ambición.
El vínculo que une a tu auténtica família no es de sangre, sino de respeto y goce mutuo.
Mejor comer pan de mendigo con quienes amamos vivir, que llevar la culpa consigo y probar su sangre en rico festín.
Después de la propia sangre, lo mejor que el hombre puede dar de si mismo es una lágrima.
Quien escribe con sangre, y escribe sentencias, ha de ser no leído, sino aprendido de memoria.
La letra con sangre entra.
No tengo nada que ofrecer aparte de sangre, sudor y lágrimas.
Quiero estar en tu sueño. Ser tu sueño. Penetrar más allá de lo que advierte la mirada sutil. Como beleño recorrer, galopar tu sangre inerte.
La sangre de los buenos, no se vierte nunca en vano.
El amigo ha de ser corno la sangre, que acude luego a la herida sin esperar a que le llamen.
La civilización es una terrible planta que no vegeta y no florece si no es regada de lágrimas y de sangre.
No creo en la llamada de la sangre. La sangre no hace hermanos ni hijos. Conozco hermanos de sangre y padres e hijos que no se hablan o no se respetan.
Los grandes derechos no se compran con lágrimas, sino con sangre.
Hierve la sangre juvenil, se exalta lleno de aliento el corazón, y audaz el loco pensamiento sueña y cree que el hombre es, cual los dioses, inmortal.
La política es una guerra sin efusión de sangre; la guerra una política con efusión de sangre.
Desde que te sabemos hasta donde te recordamos. En tu memoria siempre nuestra sangre se mezcló con tus entrañas.
La sangre se hereda, el vicio se apega.
Mis intenciones no son otras que el evitar la efusión de sangre entre hermanos.
Si eres mi sangre cómo no estás en mis venas, pasando y repasando mi corazón que no duerme.
No diré que esa noche que solo a ti te digo se me encendió en la sangre lo que soñé contigo
Mares y cielos de mi sangre tuya navegamos los dos. No me despiertes. No te despiertes, no, sueña la vida.
El cuerpo canta; la sangre aúlla; la tierra charla; la mar murmura; el cielo calla y el hombre escucha.
Aprehender, sí. Primero asimilando los matices y contornos ocultos. Lo húmedo, lo tibio, y si soy afortunado el rumor de tu sangre abriendo zanja en la vida.
Cada hombre lleva un fantasma de mujer, no en la imaginación que entonces sería fácil de expulsarle; sino circulando en su sangre, y cada mujer un fantasma más o menos concreto de hombre.
¡Los poetas amamos a la sangre! A la sangre encerrada en la botella del cuerpo, no a la sangre derramada por los campos, ni a la sangre derramada por los celos, por los jueces, por los guerreros; ama...
Poetas, no perdamos el tiempo, trabajemos, que al corazón le llega poca sangre.
En vano escarba el soñador en sus viejos sueños, como si fueran ceniza en la que busca algún rescoldo para reavivar la fantasía, para recalentar con nuevo fuego su enfriado corazón y resucitar en...
El poder pudre la sangre y oscurece el pensamiento.
La tierra no tiene sed de la sangre de los soldados, sino del sudor de los hombres.
Estamos unidos por la sangre, y la sangre es memoria sin lenguaje.
Una burbuja de aire en la sangre, una gota de agua en el cerebro, bastan para que el hombre se desquicie.
Esta paz tan estimable se compra al duro precio de la sangre y de la muerte.
La voz de la sangre se puede oír en el silencio.
Dame tu estar, amor, en los extremos, tu presencia y tu infiel sabiduría: por los caminos de la sangre mía ya no sé si es que vamos o volvemos.
Haz brotar sangre al menos de mi herida, que estoy cansada de morir apenas.
El amor y la poesía me embriagan, inocentemente, como al tigre la sangre.