Colección de pepe
Si No Es A Oscuras
Si no es a oscuras no te veo.
Si no es a noche no te alcanzo.
Si no es en ay donde me tiemblo.
Si no es perdido cuando parto.
Si apenas agua sobre el fuego.
Si apenas fuego sin la mano.
Si apenas mano con el beso.
Si no es perdido cuando parto.
Si apenas siempre cuando encuentro.
Si nunca encuentro cuando espero.
Si toda muerte en el abrazo.
Si nunca llego cuando llego.
Si nunca muero cuando muero.
Si no es perdido cuando parto.
Amanecida
Soy una amanecida del amor
Raro que no me sigan centenares de pájaros
picoteando canciones sobre mi sombrilla blanca.
(Será que van cercando, en vigilia de nubes,
la claridad inmensa donde avanza mi alma).
Raro que no me carguen pálidas margaritas
por la ruta amorosa que han tomado mis alas.
(Será que están llorando a su hermana más triste,
que en silencio se ha ido a la hora del alba).
Raro que no me vista de novia la más leve
de aquellas brisas suaves que durmieron mi infancia.
(Será que entre los árboles va enseñando a mi amado
los surcos inocentes por donde anduve, casta
Raro que no me tire su emoción el rocÃo,
en gotas donde asome risueña la mañana.
(Será que por el surco de angustia del pasado,
con agua generosa mis decepciones baña).
Soy una amanecida del amor
En mà cuelgan canciones y racimos de pétalos,
y muchos sueños blancos, y emociones aladas.
Raro que no me entienda el hombre, conturbado
por la mano sencilla que recogió mi alma.
(Será que en él la noche se deshoja más lenta,
o tal vez no comprenda la emoción depurada
Mercer Street
Yo sé que a ti te gusta aunque lo niegues.
Lo sabemos los dos. Tú te complaces
sumisa obedeciendo mi deseo.
Aparentas desgana, mas te agrada.
Quiere ser dominada la mujer.
Le gusta ser forzada. Opone siempre,
aun débil, resistencia a ser amada.
Le place ser tomada por la fuerza.
Como agrada al asfalto en la autopista
que lo recorran coches de potencia.
Uno puede escoger cualquier muchacha.
Disputarla, quitársela incluso a otro.
Ella sigue contenta al que la gane,
aunque lo disimule adusta y seria.
No le importa quien venza. Pertenece,
lo sabe, al que es más fuerte. Es al que admira.
Siempre niega al principio. Luego accede.
Y dócil se acostumbra a cualquier hombre.
Este Triste Animal
A este triste animal que me soporta
le duele el vuelo de mi espÃritu,
la sagacidad de mi garganta
que huye de la soga,
la escueta salud de mis microbios,
el juego lúgubre de mi carne.
La recolecta está hecha,
la oreja de Van Gogh, para un poema
de agua y de dolor,
un rayo de sol para mi ombligo.
Todos me dieron la palabra
plena de sutiles formas,
todos me dieron el ayuno pleno de sus bocas,
ahora, mis brazos fatigados
recogen las flores funerarias
esparcidas en mi alcoba.
Auto de Fe
Esta noche de agosto
he quemado tus cartas...
¡Ocho años de vida apasionada!
Mi corazón ardÃa
en medio de las llamas,
rodeado de fechas,
¡cenizas de mi alma!
Los abrazos crujÃan,
los besos se quejaban,
y los dulces "¡te quiero!"
de tinta y de esperanza,
en una pirueta
de fuego, se rizaban.
Como una serpentina,
tu nombre se alargaba,
y era un puente la firma
sobre un rÃo de brasas
que, silenciosamente,
sin voz, se desplomaba.
Esta noche de agosto
he quemado tus cartas...
¡Ocho años de vida apasionada!
Cuando Te Quedas Solo
Cuando te quedas solo, eres espejo
de lo que fuiste:
una mañana
contemplada desde el balcón
entornado; unos pasos
armoniosos que no has seguido
para no derramar tu gozo;
unas cuantas palabras
que te cambiaron más que el tiempo;
una mirada que se ahogó
como luz en tus venas;
un viaje que nunca querÃas
terminar; tu alma ausente
de lo que te esperaba
al quedarte tan solo.
Bota, Bota, Bella Niña...
Bota, bota, bella niña,
ese precioso collar
en que brillan los diamantes
como el lÃquido cristal
de las perlas del rocÃo matinal.
Del bolsillo de aquel sátiro
salió el oro y salió el mal.
Bota, bota esa serpiente
que te quiere estrangular
enrollada en tu garganta
hecha de nieve y coral.
Uleke
Todos sufren por ver tu corazón,
se acercan a tu casa con las paredes blancas,
se mecen en la música de aquel viejo paÃs
en donde naces. Y tu alcoba se inunda
de amistosa cadencia
Oh lentas, suaves notas del armonio,
llenáis mi ser de bosques, de caminos
brillantes; vuestra danza desnuda
esa grávida estancia
donde juntos libamos un cálido
aguardiente. Uleke vendrá pronto
del mar, su cabellera es rubia
como la miel, como el temprano estÃo
de sus ojos.
Oceánidos Ii
Ay ballestas de plata
sobre los matorrales
de la espuma
que lanzáis como flechas
vuestro cuerpo en el salto.
Ay sabios adivinos
voladores
delicados
délficos
delfines.
Tórtolas de las aguas.
Sobre los blancos matorrales
también vosotros
morÃs de amor.
Contradictorio Amor
A Nancy Pulecio Muñoz
Quemadura glacial de fuego y nieve,
contradictorio amor, tierno y violento,
cerebro ardido, loco pensamiento;
ansioso corazón que no se atreve.
Su voz nos extermina y nos conmueve;
su vivo manantial muere sediento.
Amor, amor, amor, este que siento
como la vida misma eterno y breve.
Algo dentro del ser padece y canta
breve canción, larguÃsimo gemido
que hasta el infierno mismo nos levanta.
No sabe del amor quien no ha podido,
con un grito clavado en la garganta,
gozar el paraÃso prometido.
Búsqueda
¿Hasta cuándo la luz en la ventana
y el corazón ansioso
bebiéndosela a sorbos.
¿Hasta cuándo
la cacerÃa de sueños
sin destino.
De "Pasajeros del viento"
Pericles Anastasiades, El Año de 1895
Para Raúl Lecuona RodrÃguez
Vagos, son ya, los rostros de su rostro
vaga, también, la forma de sus manos
lejos, está, su aliento de mi boca
su pequeña estatura
sus quince años
Solo un ayer ocupa mi memoria
nuestro pequeño amor
nuestro pequeño mes
hace diez lunas
De repente
en la alta noche
tus ojos, de púrpura vestidos,
tus labios
labios de un amor apresurado
tus largos brazos
brazos de inolvidable carnadura
aparecen
¡Cuanto he perdido buen Dios
Cuanto he perdido!
Maniquà Negra
Un sol nocturno bruñó con su óleo tus largas piernas.
Donde el hueso se junta a la piel, brilla con blancura de acero.
Tu risa de granizo repica en el pandero de la luna,
que exhala la música tejida por la dulzura de tus pies.
Cisne sombrÃo que resbala por las teclas de un lago dormido.
Hogueras de tinieblas, mujer de humo y sueño, que brotas
con el misterio enrollado a tu regazo, boa de ondulantes anillos;
con el amor ceñido a tus caderas, velo de tibio rugir;
con el paraÃso echado sobre tus ropas, estola de florido fuego.
Tu madre aúlla en la selva -nidos de muertos en los árboles-
mientras caen las granadas alrededor de su choza.
Tu hermana grita en el asfalto -las pancartas caÃdas, los perros-
mientras los gases lacrimógenos hinchan sus párpados.
Tu prima de la manigua¹ agita los pechos locos
mientras canta la rumba de ronca voz.
tu cuñada de la sabana estremece la grupa
picada por el tábano del tam-tam.
Todas son estruendo y relámpago, cohetes de amor y dolor.
Pero tú solo resbalas en silencio, das vuelta y te mueves
con lÃquido avanzar,
lujosÃsimo tulipán para la fiesta del dorado jardÃn.
¹Terreno de la isla de Cuba cubierto de maleza.
De "Salterio de Fingoi"
El Mar Y Tú...
El mar y tú. Tu dicha con su duro
lento verter de espumas rescatadas.
El mar y tú: mis playas frecuentadas
por este afán de mar en que perduro.
El mar me trae el ayer. Tú mi maduro
presente enamorado. Tú enlazadas
la dicha y la congoja. El mar trenzadas
la gloria y la agonÃa de ser puro.
Tengo en ti, amor, la prueba de este canto
que pena como el mar; que su alegrÃa
logra para vivir en tu pureza.
Tu espuma y él. Tu risa y su quebranto.
Que amor sin mar y mar sin agonÃa
no son cimas logradas de grandeza.
Soneto
Porque dejaste el mundo de dolores
buscando en otro cielo la alegrÃa
que aquÃ, si nace, solo dura un dÃa
y eso entre sombras, dudas y temores.
Porque en pos de otro mundo y de otras flores
abandonaste esta región sombrÃa,
donde tu alma gigante se sentÃa
condenada a continuos sinsabores.
Yo vengo a decir mi enhorabuena
al mandarte la eterna despedida
que de dolor el corazón me llena;
Que aunque cruel y muy triste tu partida,
si la vida a los goces es ajena,
mejor es el sepulcro que la vida.
Universos
Narciso
Me gusto en el espejo de tus ojos.
*
Coimbra
Jadeantes callejas en tu busca, amor mÃo.
*
Barca con tres personajes
En el rÃo del tiempo sonrÃen y se alejan.
*
El dÃa después
Vuelve el sol. No sabe que te has ido.
*
Otoño
Un solitario fuma en el pretil de un puente.
*
Espejo de una casa de antiguedades
Solo reflejo dÃas olvidados.
*
Desnudo de espaldas
Tu rostro es el del tiempo que nos huye.
*
Domingo junto al mar
Todo lo manchan de ceniza mis ojos.
*
Vaso con rosas
Quien las cortó ya ha muerto.
*
Otra definición del amor
Solo no estaba solo cuando estaba contigo.
*
El foro con lluvia. Roma.
Un murmullo de hexámetros.
De "El pasajero" 1992
Soneto Del Amor Elemental
Te quiero asÃ, mujer: sencillamente,
como quiere el pastor a sus ovejas,
el caminante a las encinas viejas
y el rÃo matinal a su corriente.
Te amo como las casas a la gente
y como la colmena a las abejas,
y los ojos dormidos a las cejas
que vuelan en el cielo de la frente.
Voy a tu corazón como las olas
a los buques cargados de amapolas
y de maderas claras y sencillas.
Doy con tu beso al fin, con tu ternura,
como el rÃo con toda la llanura
y la sed con el agua sin orillas.
Nacimiento Del Potro
El potro negro del deseo
Ancho Impaciente Sudoroso
viene
Sus cascos firmes quiebran la hojarasca
La hierba tierna tiembla y se marchita
con la caricia humeante de sus belfos
Rompe el follaje
Avanza
En sus ojos se encabrita el fulgor:
un potro salvaje.
*
Primero es la mirada lento rÃo
Superficie pulida sobre aguas turbulentas
que arrastran ramas troncos flores ahogadas lodo
La luna pez brillante sobre la calle larga
Otra vez la mirada
Me hundà en aguas donde peces terribles esperaban.
*
La tentación es la fruta más limpia
Despierta como la piel de las adolescentes
Enloquecida como un ángel loco
Como un demonio que se rÃe y se burla
y se pone a llorar de pronto con las manos en llamas
y se rebela y grita
mientras el eco de su carcajada
resuena y marca el tiempo el tiempo el tiempo
"El Oficio de Arder" 1982 - 1997
Desierto Sájara
SÃ. Yo tuve un mar sobre mi arena.
Un mar grande sin lÃmites, compacto.
La tierra de oro que abrasa soledades
estuvo henchida augusta del mar que ya no soy.
Picaban gaviotas mi cuerpo remeciente,
movÃanse las naves arriba de mis olas.
Pues yo era el mar que hervÃa sobre la arena rubia,
la arena saturada que hoy clama por su agua.
¡Oh el mar aquà fantasma, el mar que finge el viento,
desmelenando dunas, al aventar mi arena!
¡Ay mar del agua espesa, la que corpórea y dura
ansÃan caminantes de mi desierto blando!
¿Qué arcángeles de fuego evaporar pudieron
tanto mar que hube, llevándolo a un abismo?
Es mi arena abrasada la más sedienta boca
que clama por un agua que le bebieron dioses.
Los hombres me caminan, soñándome poblado
de aquel mar que fue mÃo, el mar sobre el desierto.
Yo les mullo mi carne, les recibe mi arena
y se quejan de sed junto a mi sede sin huelgo.
¡Ay mar de mi génesis, el mar que me escurrieron
a una zanja de llamas: cuánto pesa la arena!
Cuchillos En Abril
Odio a los adolescentes.
Es fácil tenerles piedad.
Hay un clavel que se hiela en sus dientes
y cómo nos miran al llorar.
Pero yo voy mucho más lejos.
En su mirada un jardÃn distingo.
La luz escupe en los azulejos
el arpa rota del instinto.
Violentamente me acorrala
esta pasión de soledad
que los cuerpos jóvenes tala
y quema luego en un solo haz.
¿Habré de ser, pues, como éstos?
(La vida se detiene aquÃ)
Llamea un sauce en el silencio.
ValÃa la pena ser feliz.
De Arde el mar