La vida del adversario que se rinde es inatacable; ningún combatiente puede disponer libremente de ella. ¿Que no es la conducta de los insurrectos? Nada importa. La nuestra necesita serlo.
Nota: Prólogo a la edición argentina de Historia de la guerra en España, firmado en París, 1940. Buenos Aires: La Vanguardia, 1940.