En el arte no hay malos motivos; hay motivos mal empleados.
Rezar, dejar sencillamente fluir mi tristeza. No sé cuantas cosas se amontonaron en mi soledad.
Tengo miedo de mirar mi dolor. No vaya a ser que me quede demasiado grande. Prefiero calzar mi deber como una valentía de espuelas e hincando mi pereza, que quisiera morir cobardemente, andar con fre...
Siete verdades llevo, que he arrancado a mi alma para dar al mundo. Y a su vez pregunta: Y tú ¿qué llevas que caminas tan alado?
En derredor, los pastizales renacían en silencio, chispeantes de rocío.
El sueño cayó sobre mí como una parva sobre un chingolo.