Colección de jose
La intuición es frecuentemente superior a la razón. Hace que las mujeres que razonamos mal adivinemos cosas incomprensibles para los hombres que razonan bien.
G LebonPor donde los santos pasan, se va quedando Dios.
J GuittonAlicatado Para Una Tarde de Verano
Para traspasar las hojas,
la luz se pone de lado.
Se despereza el aroma
y hay un sopor que, despacio,
deshilachan las zumbonas
avispas del emparrado.
La paz del jardÃn se esparce
por el brillo del acanto
y la tarde se inaugura
al regarse el empedrado.
Hay rincones invisibles
con amores encalados
y persianas donde crece
la penumbra del verano.
El mirador se remira
en los reflejos más altos.
Alguna risa que llega
por el silencio rampando
y el agua, dueña y señora
por fuentes y por regatos.
El aire tiene un desgaire
de mimbre desangelado.
El arrayán cuadricula
la dicha de estar mirando.
Desde los poyetes, rastras
en macetas de geráneos
cuelgan hasta el arriate
buscando su olor mojado.
El silencio se despierta
picoteado de pájaros.
Las glicinias se retuercen
sobre sus pomos morados
y son de azulejo y frÃo
los zócalos y los bancos.
El chirrido del portón
anuncia el rito diario.
Las sillas, de recia anea.
El vino, de mano en mano.
La amistad, como beberse
la tarde de un solo trago.
"De Mis amados odres viejos"
Poema Número Uno
Ahora sÃ. Tú puedes ya mirarme.
Soy compañero de los ofendidos;
de las almas oscuras que transitan
la profunda llanura de la noche,
amando tristemente los abismos
y las jaurÃas cárdenas del vino.
Ahora sÃ. Tú puedes ya mirarme. ..
Padezco el peso puro de la tierra
sobre mi corazón buscador de ángeles,
sobre mi alma hechizada por el rÃo
azul e inmóvil que atraviesa el cielo
con invisibles olas siderales
y con mil barcas de humo pensativo.
Una vez quise abrir tu paraÃso
con una aguja débil de rocÃo.
Hoy amo el cielo humano de la arcilla
poblado de fantasmas que tiritan.
Amo la soledad, la sed, el frÃo,
la carne vestidora de incurables,
el pecado y su fina risa de ámbar.
SÃ: ya puedes mirarme.
Enterré ya los mármoles que amaba.
Duermen en él los ángeles helados
en ocultos tropeles ateridos.
Ya sé odiar berilos y zafiros,
-parásitos brillantes de la roca-.
No deseo admirar tus vestiduras
salpicadas de signos y asteroides.
Amo la desnudez de los caminos.
SÃ: ya puedes mirarme.
Por la llanura de la noche cruza
una pequeña luz que cabecea;
ella es mi pecho roto en el que tiembla
la fiebre inextinguible.
Ya puedes tú mirarla;
tú que vives arriba
y que talvez no eres inconmovible.
La esencia de la felicidad consiste en que aceptes ser el que eres.
Erasmo de RotterdamViviendo todo falta, muriendo todo sobre.
Félix Lope de VegaY Pienso Que La Vida
Y pienso que la vida se me va con huida
inevitable y rápida, y me conturbo, y pienso
en mis horas lejanas, y me asalta un inmenso
afán de ser el de antes y desandar la vida.
¡Oh los pasos sin rumbo por la senda perdida,
los anhelos inútiles, el batallar intenso!
¿Cómo flotáis ahora, blancas nubes de incienso
quemado en los altares de una deidad mentida?
Páginas tersas, páginas de los libros, lecturas
de espejismos enfermos, de cuestiones oscuras...
¡Ay, lo que yo he leÃdo! ¡Ay, lo que yo he soñado!...
Tristes noches de estéril meditación, quimera
que ofuscaste mi espÃritu sin dejarme siquiera
mirar que iba la vida sonriendo a mi lado...
El amor es pérfido.
PlatónAl Borde
Soy alta;
en la guerra
llegué a pesar cuarenta kilos.
He estado al borde de la tuberculosis,
al borde de la cárcel,
al borde de la amistad,
al borde del arte,
al borde del suicidio,
al borde de la misericordia,
al borde de la envidia,
al borde de la fama,
al borde del amor,
al borde de la playa,
y, poco a poco, me fue dando sueño,
y aquà estoy durmiendo al borde,
al borde de despertar.
Las certezas cegan las verdades.
Alex MeroCada vez que un hombre rÃe, añade un par de dÃas a su vida.
Curzio MalapartePierdo el deseo de lo que busco, buscando lo que deseo.
Antonio PorchiaLa PoesÃa Es Un Atentado Celeste
Yo estoy ausente pero en el fondo de esta ausencia
Hay la espera de mà mismo
Y esta espera es otro modo de presencia
La espera de mi retorno
Yo estoy en otros objetos
Ando en viaje dando un poco de mi vida
A ciertos árboles y a ciertas piedras
Que han esperado muchos años
Se cansaron de esperarme y se sentaron
Yo no estoy y estoy
Estoy ausente y estoy presente en estado de espera
Ellos querrÃan mi lenguaje para expresarse
Y yo querrÃa el de ellos para expresarlos
He aquà el equÃvoco el atroz equÃvoco
Angustioso lamentable
Me voy adentrando en estas plantas
Voy dejando mis ropas
Se me van cayendo las carnes
Y mi esqueleto se va revistiendo de cortezas
Me estoy haciendo árbol
Cuántas veces me he ido convirtiendo en otras cosas...
Es doloroso y lleno de ternura
PodrÃa dar un grito pero se espantarÃa la transubstanciación
Hay que guardar silencio Esperar en silencio
Como Desde Hace Años...
Como desde hace años me detestabas
porque a tu real saber y entender yo habÃa sido
el mal marido de una amiga tuya
me elegiste para hacerme decir de tu marido
cosa que repetiste al inventarla
que yo habÃa dicho de él, entre amigos comunes
en una casa precisa
"es un perfecto mediocre"
se te ocurrió darle esa aguja en el costado
celebro aquà esta gran precisión
de la perversidad femenina
Asà compenso mis excesos en gloria y alabanza
de las mujeres
Me gustarÃa escuchar tu versión de los hechos algún dÃa
pero naturalmente más allá de la muerte .
La ley es una telaraña que detiene a las moscas y deja pasar a los pájaros.
AnacarsisAdelgazar es fácil: basta con tener apetito de las cosas que no gustan.
Jane RusselHay dos clases de polÃticos: Los que usan la lengua para disimular sus pensamientos, y los que la usan para ocultar su falta de pensamientos.
Jan GresshoffLos sueños bonitos son a veces las peores torturas, porque cuanto más te alegran, mas sufres al despertar.
theron