Colección de jose
Ante Ti
Porque siendo tú el mismo, eres distinto
y distante de todos los que miran
esa rosa de luz que viertes siempre
de tu cielo a tu mar, campo que amo.
Campo mÃo, de amor nunca confeso;
de un amor recatado y pudoroso,
como virgen antigua que perdura
en mi cuerpo contiguo al tuyo eterno.
He venido a quererte, a que me digas
tus palabras de mar y de palmeras;
tus molinos de lienzo que salobres
me refrescan la sed de tanto tiempo.
Me abandono en tu mar, me dejo tuya
como darse hay que hacerlo para serte.
Si cerrara los ojos quedarÃa
hecha un ser y una voz: ahogada viva.
¿He venido, y me fui; me iré mañana
y vendré como hoy...? ¿qué otra criatura
volverá para ti, para quedarse
o escaparse en tu luz hacia lo nunca?
Guitarra
A Francisco Guillén
Tendida en la madrugada,
la firme guitarra espera:
voz de profunda madera
desesperada.
Su clamorosa cintura,
en la que el pueblo suspira,
preñada de son, estira
la carne dura.
Arde la guitarra sola,
mientras la luna se acaba;
arde libre de su esclava
bata de cola.
Dejó al borracho en su coche,
dejó el cabaret sombrÃo,
donde se muere de frÃo,
noche tras noche,
y alzó la cabeza fina,
universal y cubana,
sin opio, ni mariguana,
ni cocaÃna.
¡Venga la guitarra vieja,
nueva otra vez al castigo
con que la espera el amigo,
que no la deja!
Alta siempre, no caÃda,
traiga su risa y su llanto,
clave las uñas de amianto
sobre la vida.
Cógela tú, guitarrero,
lÃmpiale de alcol la boca,
y en esa guitarra, toca
tu son entero.
El son del querer maduro,
tu son entero;
el del abierto futuro,
tu son entero;
el del pie por sobre el muro,
tu son entero...
Cógela tú, guitarrero,
lÃmpiale de alcol la boca,
y en esa guitarra, toca
tu son entero.
Ningún Lugar Está Aquà O Está AhÃ...
Ningún lugar está aquà o está ahÃ
Todo lugar es proyectado desde adentro
Todo lugar es superpuesto en el espacio
Ahora estoy echando un lugar para afuera
estoy tratando de ponerlo encima de ahÃ
encima del espacio donde no estás
a ver si de tanto hacer fuerza si de tanto hacer fuerza
te apareces ahà sonriente otra vez
Aparécete ahà aparécete sin miedo
y desde afuera avanza hacia aquÃ
y haz harta fuerza harta fuerza
a ver si yo me aparezco otra vez si aparezco otra vez
si reaparecemos los dos tomados de la mano
en el espacio
donde coinciden
todos nuestros lugares
Tirteo
¿Qué tienes, dime, Musa de mis cuarenta años?
-Nostalgias de la tierra, de la mar y del colegio...
Cerca Y Lejos
Más allá del pecado,
indecible, te adoro,
y al buscar mis palabras
sólo encuentro unos besos.
En el pecho, en la nuca,
te quiero.
En el cáliz secreto,
te quiero.
donde tu vientre es combo,
fugitiva tu espalda,
oloroso tu cuerpo,
te quiero.
Mi Ciega Luz, Mi Vértigo Secreto...
Mi ciega luz, mi vértigo secreto,
mi larga y venturosa travesÃa,
mi explorada, bendita geografÃa,
mi ruta circular, mi viaje quieto.
Eclipse de la voz, fuego indiscreto
que cumple prodigiosa profecÃa,
da lumbre al sol y claridad al dÃa,
sombra a la noche, a la ilusión objeto.
Da sed al agua, filo al malherido,
paz a la angustia, a la inquietud urgente
reposo dulce, albergue bendecido.
Y derrama en tu beso ese torrente
que llevas en el pecho contenido
y en la sonrisa encubres, de repente.
Otros Poemas:
Del mar brota entonces lo desconocido
familiar, el abandono celeste,
la perseverancia del desorden.
Héctor, sediento de éxtasis,
busca
el apóstrofe de la luz,
el desamparo de la certeza,
la seguridad de los cobardes,
el fulgor en los escombros.
El veneno de un puñal,
amante y esperado,
cañamazo de desdichas.
En el principio Perséfone era un árbol
la mujer fue incluso un bosque,
el estupor y el silencio
*
Por ti todo lo he olvidado,
mi niñez y mi patria.
Bebà tu vino. A tu mesa
me senté.
Con pies de medianoche
recibà los abrazos del viento.
Intriga, astucia, tiempo.
Una marea infinita del mundo
hacÃa alto el terror de tu éxito.
*
Inventaré palabras nuevas
Para hablar con tus silencios.
Un enjambre de verbos incide en la dulce luz
Que robo ilesa de tus ojos.
Una infancia llena de oscuros secretos,
De palabras afrutadas,
De verbos ensimismados en el tiempo.
-El miedo también es un camino,
un corredor de sombras
que apura el opio perfumado del olvido-.
Tus uñas obscenas,
Ãcidas de noches lentas,
Descienden por mi cuerpo,
Arañan
La transparencia súbita de enero,
Una carne de luna
Alegre en la derrota,
- nunca es para siempre -
Con la complicidad de las fronteras.
Al norte del futuro hay una palabra
Que espera ser escrita,
Tal vez pueda sobrevivir a tanto olvido hacia dentro.
Interior
No quiero ser poeta,
ni galante.
¡Sábanas blancas donde te desmayes!
No conoces el sueño
ni el resplandor del dÃa.
Como los calamares,
ciegas desnuda en tinte de perfume.
Carmen.
Homenaje
Tanta desolación
nevando
sobre la emocionante calavera del hombre,
tanta amenaza
torturando
con sus bÃceps laboriosos y oscuros,
tanta mentira
obstaculizando
el caminar bovino de la historia,
tanta guerra
empujando conciencias a su origen selvático
donde no conocieron más que el miedo y el hambre
-dos fracasos entonces, dos fracasos ahora-,
tanto reojo, tanta pesadilla diurna,
tanta infamia ensuciando con vómitos de fuerza
al cráneo liberal del hombre,
tanto anticipo funerario
inyectado en las sienes meditativas
como un residuo liquido de horror,
tanto odio eyaculando lápidas,
tanta diarrea de asesinatos,
tanta infección, tanto desprecio
ensordecen la melodÃa y agrietan al descanso,
enmudecen al sol sonoro, carcomen la noche solemne,
ciegan las calles, astillan las ciudades,
sofocan las naciones y quieren refutar al mundo;
en cuanto al hombre y la mujer,
los retuercen, los desfiguran, los recubren de caries,
los contaminan de desastre,
los ensucian, los pisan, los ultrajan.
Aplaudida, llorada, amada sea
la ofendida pareja de mi siglo
que con dificultad y obstinación mellizas
se coge de las manos sobreviviendo épicamente,
tratando de soltar el quebrado sentido de la tierra
por debajo del tiempo epilepsÃaco, la ruina y el crimen.
Amado sea tan machacado e inmortal desafÃo.
Mano Entregada
Pero otro dÃa toco tu mano. Mano tibia...
Tu delicada mano silente. A veces cierro
mis ojos y toco leve tu mano, leve toque
que comprueba su forma, que tienta
su estructura, sintiendo bajo la piel alada el duro hueso
insobornable, el triste hueso adonde no llega nunca
el amor. Oh carne dulce, que sà empapa del amor hermoso.
Es por la piel secreta, secretamente abierta,
invisiblemente entreabierta,
por donde el calor tibio propaga su voz, su afán dulce;
para rodar por ellas en tu escondida sangre,
como otra sangre que sonara oscura,
que dulcemente oscura te besara
por dentro, recorriendo despacio como sonido puro
ese cuerpo que resuena mÃo, mÃo poblado de mis
voces profundas
¡oh resonado cuerpo de mi amor!, ¡oh poseÃdo cuerpo!,
¡oh cuerpo solo sonido de mi voz poseyéndole!
Por eso, cuando acaricio tu mano, sé que solo el hueso rehusa
mi amor -el nunca incandescente hueso del hombre-.
Y que una zona triste de tu ser se rehusa,
mientras tu carne entera llega un instante lúcido
en que total flamea, por virtud de ese lento contacto
de tu mano,
de tu porosa mano suavÃsima que gime,
tu delicada mano silente, por donde entro
despacio, despacÃsimo, secretamente en tu vida,
hasta tus venas hondas totales donde bogo,
donde te pueblo y canto completo entre tu carne.
Poema Del Secreto
Puedo tocar tu mano sin que tiemble la mÃa,
y no volver el rostro para verte pasar.
Puedo apretar mis labios un dÃa y otro dÃa...
y no puedo olvidar.
Puedo mirar tus ojos y hablar frÃvolamente,
casi aburridamente, sobre un tema vulgar,
puedo decir tu nombre con voz indiferente...
y no puedo olvidar.
Puedo estar a tu lado como si no estuviera,
y encontrarte cien veces, asà como al azar....
puedo verte con otro, sin suspirar siquiera,
y no puedo olvidar.
Ya ves: tú no sospechas este secreto amargo,
más amargo y profundo que el secreto del mar...
porque puedo dejarte de amar, y sin embargo...
no te puedo olvidar!
Arte Menor
1
Su boca es como un verso.
Es de música y viene
desde el recuerdo.
2
Es falso que el recuerdo
sea la vida.
La vida es otra cosa
más retorcida.
3
En la calle del Olvido
me prometÃa
una noche a su vera.
Aún espero ese dÃa.
4
La niña del joyero
no se desnuda
si a traducir a César
no se le ayuda.
La tarde aquella
La guerra de las Galias
libré con ella.
5
Se quitaba las medias
mientras decÃa
que su novio era alférez
de InfanterÃa.
6
Olvera de atardecida.
Por sus calles vagan galgos
como fantasmas. Y la vida
tiene un algo de galgo
fantasmal, crepuscular,
en la Olvera atardecida.
7
En el amor vale menos
el presente que el pasado,
y el mismo amor pesa menos
que los celos.
8
Pero valen
más que el pasado y los celos,
pesan más que el mismo amor,
las noches en el recuerdo.
9
Calle del Conde Negro,
fui sin navaja.
Me asaltaron los otros.
Perdà la plata.
10
La miraba en el bar
y me miraba
con ojos que decÃan
«No me haces falta»
Porque es artista
y además tiene un novio
surrealista.
De «Vidas improbables»
("Miguel Fonseca, poeta tradicional")
Siempre A Ti
(Fragmento)
¡Si pudiera olvidarte! ¡Si pudiera
borrar del pensamiento tu memoria,
ha largo tiempo que arrancado hubiera
la página más triste de mi historia!
¡Mas no!... Si yo jamás quiero olvidarte,
aunque me cause tu desdén dolores!
¡Yo siempre quiero con locura amarte,
y morir cuando mueran mis amores!
Yo no quiero las sombras del olvido
del alma que muere fúnebre sudario;
por más que el corazón solloce herido,
quiero tocar la cumbre del calvario.
Despréciame, aborrece, si lo quieres,
este amor que encendiste, vida mÃa,
el triste corazón que siempre hieres
morirá bendiciendo su agonÃa.
Por eso siempre a tà vuela mi acento,
por eso el alma con amor te nombra;
quiero regar tus huellas con mi llanto,
y quiero darte mi alma por alfombra.
Y No Sé Por Qué
Estoy triste... y no sé por qué;
he bebido amor,
y aún tengo sed.
Estoy sola... y no sé por qué
quisiera saberlo,
mas no lo diré...
Estoy sola y no sé por qué,
quisiera besar,
y no sé a quién.
Estoy enamorada... y no sé de qué.
Quisiera saberlo...
y no puede ser.
Estoy triste y sola...
y no sé por qué.
A Safo
Porque eres canallesca, porque eres exquisita,
y porque eres perversa, y porque eres fatal,
mi carne pecadora tu carne necesita
para libar las mieles de las flores del Mal.
Porque tiene tu vientre albor de margarita,
y tus piernas, columnas de tu templo carnal,
guardan el Tabernáculo de mi hostia maldita
y ocultan el secreto de mi anhelo sensual.
Porque tus ojos glaucos, para el hombre inconstantes,
brillan faunescamente, lesbianos, inquietantes,
cuando pasa una núbil doncella junto a ti,
anhelo pecadora, tu lascivo contacto
para la complicada consumación del Acto,
¡Con la santa lujuria que está latente en mÃ!
Vivo Allà Donde Estuve
Desde un lugar que aprendo
a recorrer cada mañana, vuelvo
sobre mis pasos y te espero
allà donde estoy solo.
Matinal
ofertorio del sueño, escribo el nombre
de tu vida, te vas desentrañando
entre las hoscas hojas traicionadas
en la noche. Eres la reclusión
donde me sacio, el acuciante
azar en que te tengo
cada dÃa, amor propiciatorio que reúne
lo perdido.
Vivo allà donde estuve,
junto al mar delirante, libre
velocidad inmóvil orillada
de fuego, bosque lustral
de la alegrÃa.
¿Qué me queda
de aquel itinerario, habitaciones
clandestinas, bautismales refugios
de única verdad, qué me queda
detrás del sortilegio? Ser
feliz un instante y perderte, mientras
vuelvo sobre mis pasos cada dÃa.
¿te Acuerdas?
¿Te acuerdas? Fue en el cuarto de los niños. La tarde
de estÃo alzaba, limpia, por entre la arboleda
suavemente mecida, últimas glorias puras,
tristes en el cristal de la ventana abierta.
El maniquà de mimbre y las telas cortadas,
eran los confidentes de mil cosas secretas,
una majia ideal de deshojadas rosas
que el amor renovaba con audacia perversa...
¡Oh, qué encanto de ojos, de besos, de rubores;
qué desarreglo rápido, qué confianza ciega,
mientras, en la suave soledad, desde el suelo,
miraban, asustadas, nuestro amor las muñecas!
Estoy Aquà Sentada...
Estoy aquÃ, sentada, con todas mis palabras
como con una cesta de fruta verde, intactas.
Los fragmentos
de mil dioses antiguos derribados
se buscan por mi sangre, se aprisionan, queriendo
recomponer su estatua.
De las bocas destruidas
quiere subir hasta mi boca un canto,
un olor de resinas quemadas, algún gesto
de misteriosa roca trabajada.
Pero soy el olvido, la traición,
el caracol que no guardó del mar
ni el eco de la más pequeña ola.
Y no miro los templos sumergidos;
sólo miro los árboles que encima de las ruinas
mueven su vasta sombra, muerden con dientes ácidos
el viento cuando pasa.
Y los signos se cierran bajo mis ojos como
la flor bajo los dedos torpÃsimos de un ciego.
Pero yo sé: detrás
de mi cuerpo otro cuerpo se agazapa,
y alrededor de mà muchas respiraciones
cruzan furtivamente
como los animales nocturnos en la selva.
Yo sé, en algún lugar,
lo mismo
que en el desierto cactus,
un constelado corazón de espinas
está aguardando un hombre como el cactus la lluvia.
Pero yo no conozco más que ciertas palabras
en el idioma o lápida
bajo el que sepultaron vivo a mi antepasado.
El Alma En Fuga
Buscaron al romper de la alborada,
mis brazos y mis ojos su presencia,
y solo hallé, por signo de la ausencia,
el hueco de su sien en la almohada.
Oh, qué correr la angustia desatada,
qué ulular por el llano mi demencia,
qué husmear en los ámbitos la esencia
de la alÃgera planta perfumada!
Amigos que alabasteis su hermosura,
no a solas me dejéis en la amargura
del trance doloroso e imprevisto...
¡Escrutad el perfil del horizonte!
¡Batid los campos y talad el monte!
¡Decidme, por piedad, si la habéis visto!...