Una revolución es el triunfo de los ambiciosos de abajo sobre los medrosos de arriba.
De todas las formas de engañar a los demás, la pose de seriedad es la que hace más estragos.
Cuando un hombre pide justicia es que quiere que le den la razón.
Engañar a los hombres de uno en uno es bastante más difícil que engañarlos de mil en mil. Por eso el orador tiene menos mérito que el abogado o el curandero.
Los que llevan condecoraciones son como las tiendas de poco género que todo lo exhiben en el escaparate.
Las mejores cartas de amor están escritas por los que no están enamorados.