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El sabio es artífice de su propia fortuna.
Un hombre sabio se cura de la ambición por la ambición propia, y su objetivo es tan elevada que las riquezas, la oficina, la fortuna, y el favor de no satisfacerlo.
Es propio del varón sabio, luego de haber dispuesto lo que está en su mano con toda la posible industria y diligencia, de mostrarse resignado con lo que se le diere la fortuna.
El caldero tiene aros de jade. Buena fortuna. Todo resulta favorable. El jade es duro pero tiene una suavidad propia. El sabio da a todos buenos consejos y halla favor a los ojos del Ser Supremo traye...
Poca importancia tiene lo que da la fortuna, y apenas puede hacernos vencer de un lado o del otro: ni lo favorable exalta al sabio ni lo adverso le deprime, pues el sabio se ha esforzado siempre en co...
La fortuna llovida del cielo corrompe y arruina. Es común la idea falsa de que la agricultura y la industria exigen para desenvolverse fuertes capitales. Lo contrario es lo cierto. Lo que dura y pros...
Nunca cruza por la mente de los necios la manera de como están encadenados el mérito y la fortuna; si ellos poseyeran la piedra filosofal no la tendrían los sabios.
El sabio es sabio porque ama. El loco es loco porque piensa que puede entender el amor.
Hijo mio, la felicidad está hecha de pequeñas cosas: un pequeño yate, una pequeña mansion, una pequeña fortuna.
El idiota grita, el inteligente opina y el sabio calla.
Prefiero el bastón de la experiencia que el carro rápido de la fortuna. El filósofo viaja a pie.
Si se es honrado y se nace pobre, no hay tiempo para ser sabio y ser rico.
Piensa como un hombre sabio pero comunícate con el lenguaje de la gente.
Cuando el corazón se agita, se ofrenda rutinariamente. Por eso, solo el sabio es capaz de agotar el sentido de la ofrenda.
Vivir no es otra cosa que una resistencia inútil. El hombre sabio sabe que va a morir, pero vive y se resiste a la muerte tanto como puede..
La fortuna se cansa de llevar siempre a un mismo hombre sobre las espaldas.
Cuando al hombre se le pone como medida de todas las cosas, se le convierte en esclavo de su propia finitud.
El verdadero sabio solo es riguroso consigo mismo; con los demás es amable.
Hombre sabio, de sayas no hace caso.
La fortuna ayuda a los valientes.
Hay una puerta por la que pueden entrar la buena o la mala fortuna, pero tú tienes la llave.
Más continua es adversa que próspera fortuna.
El sabio es amable, el necio es áspero.
En la adversa fortuna suele descubrirse al genio, en la prosperidad se oculta.
Cuando bordeamos un abismo y la noche es tenebrosa, el jinete sabio suelta las riendas y se entrega al instinto del caballo.
En el pecho del sabio, aun sanada la herida, queda señal.
La fortuna es un cristal, brilla, pero es frágil.
No es necesaria la fortuna para solo subsistir.
La fortuna es ciega y no sabe con quién juega.
Cuando la fortuna viene, tómala a mansalva y por delante, pues por detrás es calva.
La carga del sabio es ligera.
La fortuna es como un vestido: muy holgado nos embaraza, y muy estrecho nos oprime.
Cuanto mayor es la fortuna, es menos segura.
Si dais la impresión de necesitar cualquier cosa no os darán nada; para hacer fortuna es preciso aparentar ser rico.
Lo más sabio es el tiempo, porque esclarece todo.
Fortuna que se canta siempre se la lleva el aire.
Una conversación con un hombre sabio vale más que diez años de estudio en libros.
Por los defectos de los demás el sabio corrige los propios.
El hombre sabio no debe abstenerse de participar en el gobierno del Estado, pues es un delito renunciar a ser útil a los necesitados y un cobardía ceder el paso a los indignos.
Cuando veáis a un hombre sabio, pensad en igualar sus virtudes. Cuando veáis un hombre desprovisto de virtud, examinaos vosotros mismos.