El sabio es artifice de su propia fortuna. Encuentra docenas de el sabio es artifice de su propia fortuna con fotos para copiar y compartir.
Una palabra es suficiente para hacer o deshacer la fortuna de un hombre.
Para amasar una fortuna no se requiere ingenio, lo preciso es carecer de delicadeza.
Puedes decir si un hombre es sabio por sus preguntas.
Lo que quiere el sabio, lo busca en sí mismo; el vulgo, lo busca en los demás.
La personalidad del hombre determina por anticipado la medida de su posible fortuna.
El sabio no enseña con palabras, sino con actos.
Solo en la fortuna adversa se hallan las grandes lecciones del heroísmo.
Sabio es solamente quien permanece amo de sí mismo.
No veo ningún rey sabio. Nadie puede escucharme. Tengo que morir.
Aplícate tu propio bálsamo. Proclama por doquier tu enfermedad. Eso te restablecerá. Cuanto más emplees este tratamiento más digno y más sabio te harás.
Dijo un sabio a una campesina: ¿Qué darías por saber lo que yo sé? Respondiendo esta: Daría más por saber lo que no sabes.
Solo la propia y personal experiencia hace al hombre sabio.
Ellos sufren y obedecen, la fortuna esta de parte de los hombres inferiores. Pero, el Hombre Superior, prefiere el bienestar del puebo y logra el éxito.
Se precisa un esfuerzo constante para mantene...
El alcanza las murallas, pero no realiza ningún ataque. La fortuna se halla cerca. Se dan los primeros pasos para la reconciliación. El hombre sabio no comete la equivocación de atacar a sus oponen...
No será erróneo que el Hombre Superior contemple su propia vida. Examinándose a conciencia, ha liberado todo interés egoísta, por lo que es capaz de contemplar las maneras trascendentales de los ...
El orgullo. Nunca guardes rencor a tu prójimo por una falta contra ti; no hagas nada en un arrebato de violencia. Odiosa delante del Señor y de los hombres es la soberbia; uno y otros aborrecen la i...
La idea de Dios, en tanto que significa un ser infinitamente inteligente, sabio y bueno, surge al reflexionar sobre las operaciones de nuestra propia mente y al aumentar indefinidamente aquellas cuali...
La verdadera sabiduría está menos presumir de locura. El hombre sabio duda sobre a menudo, eso cambia su mente, el tonto es obstinado, y no duda sobre, él sabe todas las cosas, sino su propia ignor...
El miedo al futuro es peor que la propia fortuna actual.
El que tiene no se conoce la fortuna enferma, no sabía a sí mismo, o de su propia virtud.
Mi idea es siempre la de llegar a mi generación. El sabio escritor escribe para los jóvenes de su propia generación, los críticos de la siguiente, y los maestros de escuela de siempre después.
El sabio puede sentarse en un hormiguero, pero solo el necio se queda sentado en él.
Incierta es la amistad en la próspera fortuna.
Para obtener éxito en el mundo, hay que parecer loco y ser sabio.
Todo lo que estimula nuestra vida, trayéndonos calor, frío, tristezas, es breve y es saludable. ¡Sopórtalo, entonces, como lo hace el sabio!
No es dichoso aquél a quien la fortuna no puede dar más, sino aquel a quien no puede quitar nada.
El ignorante, si calla, será tenido por erudito, y pasará por sabio si no abre los labios.
A menudo, la fortuna nos hace pagar muy caro lo que creemos que nos ha regalado.
Las personas afortunadas se corrigen poco: Creen tener siempre razón mientras la fortuna sostiene su mala conducta.
Ningún nombre sabio ha querido nunca ser más joven.
Un hombre nunca debe avergonzarse por reconocer que se ha equivocado, que es tanto como decir que hoy es más sabio de lo que fue ayer.
A la fortuna, por los cuernos.
Es falso que se haya hecho fortuna, cuando no se sabe disfrutarla.
La fortuna puede robarnos la hacienda, pero no el valor.
Un hombre sabio debe tener dinero en su cabeza, pero no en su corazón.
La fortuna de comprender que el suelo sobre el que permaneces no puede ser más grande que los dos pies que lo cubren.
Tengo tu risa por fortuna.
Agradar cuando se recaudan impuestos y ser sabio cuando se ama son virtudes que no han sido concedidas a los hombres.
Es necesario tener el apetito del pobre para gozar la fortuna del rico.
El sabio siempre quiere aprender; el ignorante siempre quiere enseñar.