Colección de paco

Se han encontrado 6734 pensamientos

Cada vez que tengo que espantar una mosca con la mano echo de menos el rabo.

Baldomero Fernández Moreno

La fantasía del hombre es la mejor arma de la mujer.

Sofía Loren

La ciencia es el cementerio de las hipótesis.

Lee Smolin

Solo nos damos cuenta del valor del idioma cuando debemos escribir un telegrama.

Evaristo Acevedo

Un amigo es con quien se puede no hacer nada y disfrutar de ello.

Vive como lo harías para no avergonzarte en el caso de que se divulgara lo que haces, aún en el caso de que fuera mentira lo que se divulga.

Johann Sebastian Bach

Las cosas pierden al ser poseídas todo el valor que tuvieron al ser deseadas, porque el deseo es un artista engañador y mentiroso.

Pierre-Auguste Renoir

Mi granero se ha quemado. Ahora puedo ver la luna.

Karl Marx

Los pueblos felices no tienen sociología, tienen costumbres, instituciones y leyes.

Jean-Baptiste Molière

Habrá Paz en Medio Oriente cuando los árabes amen a sus hijos tanto como odian a los judíos

Golda Meir

Tratar de reformar a un hombre es un trabajo ingrato y de dudoso éxito. Colgarlo es cuestión de segundos.

Douglas Williams Jerrold

Los higos exigen el canastillo trenzado. Las cerezas, el cuenco de la mano. Las uvas la boca entreabierta.

Baldomero Fernández Moreno

El justo y el injusto no son productos de la naturaleza, sino de la ley.

Arquelao

Conjuro

Los guerreros más augustos ya son sombras
bajo la sombra del viejo encinar.
Cárdena crepita la noche.
Latigazos, ladridos, remotos rayos.
Chirrían las cornejas en el pozo ciego.
Guiarán al manso corcel de hielo.
La tormenta. El sol verde de aguas negras.
No me conozco. Es un lago el pecho muerto.
Bajel de oro, cadalso prieto del día.
Mi cuerpo, como la cuerda de un arco.
Ya labora el invierno, cuando rasga
las cortinas, teatro del mar.
Se enmascara tras las nieblas densas.
Arquero negro, detén tu paso.
Petrifícase el arquero de azabache.
La saeta conoce el derrotero.
Palmo a palmo mensuramos la fosa.
Fango y hojas nos daban la yacija.
Arde y arde el guante de oro del barquero.
La laguna, de nieve y azafrán.
No pensabas que fuera así de blanca.
Ahora vienen las huestes. Cielo allá,
las huestes vienen. Verdor de la encina
en los ojos vacíos, de cal llenos.

Pere Gimferrer

A Dos Adolescentes Mojadas Por Las Lluvias de Primavera

Salud a esos cuerpos que llevan la frescura
de estas sombras lluviosas en el cielo de mayo.
La primavera llueve en dulces aguas claras.
Nubes de corazón brillante.

En la blancura de las frentes de silencioso viento
tenéis vuestra luz y estrellas húmedas
arden en vuestros ojos con íntima alegría.
Y sonreís al tiempo con rosadas mejillas
ofreciendo al mundo un inocente gesto
de primeros amores.

Salud a esos cuerpos de cabellos mojados
por esta lenta lluvia entre vuestro perfume
de poros deseados para beberlos todos.
Bajo los suaves vestidos sois ninfas alegres
que sueña este silencio de laguna desnuda.
En vuestra piel lleváis licor de flores resplandecientes,
azúcar enamorado en vuestros finos labios.
Qué sabrosos frutos se inflamarán un día
en vuestros cuerpos jóvenes de ciervas exquisitas.
La redondez suave de blandos pechos
tiene maravilla y gozo de cáliz ansiado
y que tierno terciopelo se adivina brillante
en vuestras caderas suaves de delicada blancura.

Salud profunda y larga a esos húmedos cuerpos
de lluvia y primavera,
cuerpos jóvenes y alegres,
hermosuras tan vivas,
adolescentes cuerpos para diosas futuras...

De "Seivas de amor e transito", 1984

Miguel Anxo Fernán_Vello

El hombre es un niño que ha dedicado toda la vida a limitarse, a verse limitado y a aceptarse limitado.

Henri Michaux

Hacete amigo del juez, no le des de que quejarse, que siempre es bueno tener, palenque de ande rascarse.

José Hernandez

Mundo 1980

Millares de personas
iguales
sentadas en sillas
iguales
en cafés y bares
iguales.

Millares de vitrinas
iguales
sobre calles y plazas
iguales
en ciudades y pueblos
iguales.

Solo la nube finge
una isla
Poblada de figuras
distintas.

Jorge Carrera Andrade

Quien no aprecia los placeres de la vida no los merece.

Leonardo Da Vinci

A gran orgullo, alma pequeña.

Jaime Tenorio Valenzuela